Cveintiuno visitó el rodaje de la esperada ‘Ciudad de Dios’, serie de O2 Filmes para Max que regresa a la favela el próximo 25 de agosto para contar qué pasó con los personajes de la película 20 años después.
La noticia ya es conocida, pero hay que pellizcarse un brazo para ver si es verdad: vuelve ‘Ciudad de Dios’, la producción latinoamericana más vista de la historia.
Fiel a los tiempos que corren, la película que inauguró un nuevo género cinematográfico en 2002 -la favela movie- vuelve como una serie que continúa el hilo narrativo 20 años después de la historia original.
Y lo vuelve a hacer de la mano de la icónica O2 Filmes (en coproducción con Warner Bros. Discovery Latin America), que produjo seis episodios para Max que se estrenarán el próximo domingo 25 de agosto en América Latina y un día después en Max España.
“La película contaba el contexto de la favela desde el punto de vista de la milicia, el tráfico de drogas, la policía y la corrupción. La serie es totalmente diferente: cuenta la historia de las personas que están sufriendo a causa de toda esa violencia”, asegura a Cveintiuno desde el set de grabación Alexandre Rodrigues, la estrella de la película original que también vuelve para protagonizar la serie.
“Porque ‘Ciudad de Dios’ abrió al mundo una verdad que, sin embargo, no es toda la verdad. Por eso veo a la serie como un complemento de esa historia”, agrega el actor.
En la cancha de fútbol de la favela Jardim Iporanga de São Paulo está instalado el comedor del set de rodaje de la serie ‘Ciudad de Dios’, filmada 95% en locaciones reales.
Al lado de la cancha, donde todo el crew de la producción almuerza junto al elenco de la serie, ya se empieza a mover también el merendero del centro cultural de la comunidad, donde decenas de residentes hacen fila con sus tuppers.
Por las calles del barrio circulan además muchas personas, tanto los contratados por O2 para la producción de Max como las madres con sus niños, los perros y los vecinos que van y vienen con las compras del día. Esa es la dinámica en el set de rodaje de la serie basada en la película latinoamericana más vista de la historia.
Tal es el legado del film que luego de su estreno en 2002 causó un impacto global tremendo y catapultó las carreras de todos los involucrados en su producción, particularmente de los codirectores Fernando Meirelles y Kátia Lund, y del director de fotografía uruguayo César Charlone.
“Hasta tal punto que la película ‘Who Wants to Be a Millionaire?’ fue una copia exacta de ‘Ciudad de Dios’”, agrega Rodrigues, quien vuelve a encarnar al personaje Buscapé, hoy un adulto curtido que responde a su verdadero nombre: Wilson.
Quizás la serenidad que transmite Alexandre en su mirada haya sido uno de los aspectos que lo llevó a un papel tan exitoso y que, en sus palabras, fue el primer trabajo de su vida.
Es que otra de las innovaciones de la película ‘Ciudad de Dios’, allá por el inicio del siglo, fue la inclusión de actores no profesionales en papeles protagónicos.
En el caso de la serie, acaso la apuesta sea menos arriesgada: recuperar caras conocidas de la producción original y complementarla con otros talentos, algunos más consolidados, como Andreia Horta (‘Alice’, ‘Império’, ‘Liberdade Liberdade’), y otros emergentes, como la coprotagonista Eli Ferreira (‘Órfãos da Terra’), también oriunda del suburbio carioca de Nova Iguaçu, al igual que Alexandre.
Es en esos detalles donde se sigue viendo la calidad de la gran productora brasileña que es O2 Filmes.
“La estética de la película era más del cine latinoamericano de los 2000 combinada con elementos del cine de Estados Unidos de los 70 y 80. Ya la serie usa más referencias del cine africano: más colorido, no tanta cámara en mano, más steady. Usamos drones y tenemos más control que el que había en la película”, explica el director de la serie, Aly Muritiba (‘Cangaço Novo’, ‘Deserto Particular’).
Todos los episodios sumados de la nueva serie resultan un total de seis horas de duración plagadas de “la urgencia de lo real”, la música funk de favela, la intimidad de los activistas barriales negros y un universo político complejo abordado desde una perspectiva humana.
“Tiene más profundidad que la película, pero mantiene el mismo ritmo”, revela el productor ejecutivo Wellington Pingo.
“Algunas de las escenas de la película vuelven a la serie a través de flashbacks e incluso tendremos escenas inéditas de 2002 que no llegaron a entrar en el corte final de la película”.