Autoridades y productores mexicanos coinciden en que los dichos de Donald Trump de poner aranceles a las producciones realizadas fuera de Estados Unidos son una amenaza para el plan que impulsa el gobierno actual de introducir un cash o tax rebate a nivel nacional.
Los planes de México de lanzar incentivos de cash o tax rebate a nivel nacional se podrían ver amenazados si es que Donald Trump cumple con sus palabras de fijar aranceles a las producciones audiovisuales realizadas fuera de Estados Unidos.
El presidente de Estados Unidos sorprendió este domingo al anunciar que establecerá un arancel “del 100%” a las “películas hechas en el exterior”.
Conforme han pasado los días, más detalles han ido emergiendo sobre esta iniciativa, que podría adoptar la forma de un impuesto del 120% equivalente a los incentivos que las producciones de cine o series reciban desde el exterior.
México, a diferencia de muchos países, no cuenta actualmente con este tipo de incentivos a nivel federal, pero el país sí avanza hacia la creación de uno.
Los escenarios más optimistas hablan de que podría ser una realidad en 2026.
“No se prevé que para 2025 pueda haber un incentivo. Pero sí que se pueda incluir en la siguiente legislatura, y comunicarse en 2026. Esos son los tiempos”, dice a Cveintiuno Avelino Rodríguez, fundador de la productora The Lift y expresidente de Canacine
Ahora, sin embargo, todo ese esfuerzo y trabajo legislativo se ve amenazado.
Dentro de diversos sectores de la industria audiovisual mexicana se percibe que las declaraciones del presidente Trump van justamente dirigidas contra estas políticas fiscales.
“Es una respuesta a la política de incentivos fiscales que muchos países están utilizando para atraer producciones o servicios de VFX. Nosotros en México no los tenemos aún, pero estamos en pláticas para en un futuro tenerlo”, expresa Paulo Carballar, CEO de Dynamita Post, empresa líder en México dentro de la postproducción audiovisual.
“Y claro que ese tipo de amenazas puede afectar los planes”, agrega.
A nivel oficial, México, vecino inmediato de Estados Unidos y el principal representante de la industria audiovisual en español, reaccionó con cautela ante las palabras del presidente Trump.
Desde su regreso a la presidencia, Trump ha mantenido un discurso hostil hacia el país, que mantiene una constante puja dialéctica a través de la presidenta Claudia Sheinbaum, que suele hablar de estos temas de forma pública en sus conferencias matutinas, conocidas como ‘La mañanera del pueblo’.
Tras los dichos de Trump, la presidenta de México calificó de “fluida” la comunicación entre los países y evitó entrar a una confrontación directa sobre los aranceles a la industria cinematográfica, dejando simplemente una reflexión escéptica.
“Habría que ver cómo, en algo tan global como una plataforma digital, podría implementarse”, expresó brevemente la presidenta antes de finalizar su conferencia.
Cveintiuno consultó a diversas dependencias gubernamentales mexicanas para profundizar lo dicho por la presidenta Sheinbaum pero, manteniéndose en la misma línea, señalaron que optarán por ahora por la prudencia y esperarán para ver cómo se desarrolla y oficializa el tema antes de pronunciarse.
Por ahora, se puede decir que todo el mundo se encuentra a la espera de un nuevo movimiento de un Donald Trump que ha rebajado la agresión inicial en las últimas horas y ha suavizado el discurso, asegurando que su intención no es perjudicar a la industria, sino apoyarla en un tiempo de crisis.
Desde el punto de vista jurídico, uno de los principales obstáculos para Trump sería justificar que la industria audiovisual extranjera representa un riesgo para la seguridad nacional, condición necesaria para que el presidente pueda imponer aranceles sin pasar por el congreso.
Entre sus argumentos, Trump ha señalado que los incentivos audiovisuales ofrecidos por muchos países a las producciones extranjeras constituyen una forma de competencia desleal, comparándolos con prácticas de dumping.
Raúl Del Alto, abogado especializado en la industria cinematográfica en México, señala sin embargo que la aplicación de un arancel a contenidos audiovisuales plantea enormes retos técnicos. Y que la complejidad se encuentra en la naturaleza intangible del contenido audiovisual.
“Un pasivo fiscal por recibir un apoyo de otro país sería algo difícil, porque tendrías que determinar cómo se va a aplicar este arancel. ¿Lo harías como un producto? Es decir, cuando una película entra a territorio estadounidense para consumo en Estados Unidos, no entra por un puerto, no está sujeto a tasarse como un bien físico y que le correspondan ciertas tarifas”.
Trump ha justificado su propuesta asegurando que busca frenar la “fuga” de empleos hacia otros países, donde producir es más barato. Sin embargo, De Alto considera que esto choca con la lógica narrativa de muchas obras.
“‘Game of Thrones’ no hubiera sido lo que fue si la hubieran filmado en Texas o Nueva Orleans. Necesitaban esas locaciones específicas. No es por perjudicar a la industria norteamericana, es porque lo pide la historia”, explicó. “Si una película tiene como setting Puerto Vallarta, ¿cómo quieres que la grabe en Miami Beach?”.
Una versión filtrada del plan impulsado por el actor Jon Voight, de donde parece surgir la idea de Trump, propone aplicar los aranceles a películas que se podrían haber rodado en Estados Unidos, pero cuyos productores eligieron hacerlas en el exterior recibiendo incentivos.
En el caso de México, el país cuenta en tanto con un tratado de libre comercio activo con Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que reconoce a la industria audiovisual como parte del intercambio comercial.
Sin embargo, no existe un marco normativo claro que permita aplicar ni exceptuar formalmente este tipo de medidas arancelarias dentro del tratado. La falta de reglamentación específica dificulta que se tomen acciones inmediatas y genera un vacío legal que añade complejidad a la situación desencadenada por el presidente Trump.
Eduardo Terán, consejero administrativo de EFD Studios, señala en tanto que esta visión no toma en cuenta la lógica actual de las producciones globales.
“La realidad es que el contenido que están haciendo Netflix y otras plataformas aquí en México es para México y Latinoamérica. Y que cuando tienen que hacer algo para Estados Unidos, normalmente lo hacen allá. En EFD nuestros principales clientes son los americanos, pero curiosamente están llegando canadienses y europeos a raíz de esto”.
Un productor de un estudio en México con operaciones globales resaltó por su parte que en las producciones del país siempre se trabajan desde la narrativa y no desde el factor económico.
“Los contenidos de plataforma no se van a detener. Las plataformas buscan la cualidad que hace único al país. Eso aplica para México, pero también para India, Japón o China. Hay cosas que no se pueden reproducir en Estados Unidos”.
El mismo productor destacó el peso simbólico y cultural de México.
“Es el país más grande de habla hispana, con más de 25 millones de mexicanos viviendo en Estados Unidos. Es punta de lanza en música, cine, política… Eso habla de la capacidad del país. Sí, puede convertirse en una crisis, pero no como para pensar que se va a acabar la industria audiovisual en México o en otras partes del mundo”.
A pesar de las voces que llaman a la calma dentro del audiovisual mexicano, existe un sentimiento de crisis para productores que han visto una disminución notable en la producción audiovisual activa dentro del país. Y que esto podría agravar más la situación.
Juancho Cardona, director general de 11:11Films & TV, señala una desaceleración notoria.
“Hubo una sobreoferta de proyectos y una sobreproducción de contenidos que las plataformas no tuvieron la capacidad de promocionar o de estrenar en sus plataformas. Entonces, hay un contenido represado que ralentiza toda la capacidad que podemos tener hoy. Pareciera que no se está produciendo”, opina.
“Todas las plataformas tienen productos hasta 2027. Cerraron la llave, van a estrenar lo que ya tienen y están empezando a desarrollar nuevas producciones”, añade.
Entre los proveedores de servicios y facilites el sentimiento coincide con el de los productores.
José Antonio Suárez, director general del conjunto de foros cinematográficos privados en la Ciudad de México IP9 Studios, considera que se ha creado una sobreoferta en el sector.
“Tengo la fortuna de ser un receptor de todos los proveedores de la industria y de grandes productores. En IP9 convergen todas las áreas. Este año en particular ha sido muy difícil porque los grandes proyectos no han sido liberados, lo que provoca una fuerte sobreoferta de bienes y servicios, con poca producción. Confiábamos que para el inicio del segundo semestre del año se iba a regularizar”, dice.
“Pero las declaraciones que hace el presidente Trump generan una incertidumbre en la industria, porque no sabes como productor cómo y dónde vas a poder colocar tu contenido, y como proveedor no sabes hasta que capacidad vas a poder prestar servicios”, agregó Suárez.
Frente a este panorama, algunos ven una oportunidad. Erwin Neumaier, productor independiente y exdirector de los Estudios Churubusco, recuerda cómo reaccionó el público en una crisis anterior.
“En la pandemia la gente consumió muchísimo contenido. Podría ser que, en una nueva crisis, pase algo similar. Hoy no se puede descartar una recesión económica global”.
Bajo esta línea, Antonio Urdapilleta, productor independiente mexicano, fue más contundente: “En México siempre hemos trabajado en crisis, siempre estamos buscando el modelo de cómo conseguir un sí, porque el no ya lo tenemos ganado”.
La única certeza que se tiene tanto dentro del sector como dentro del gobierno mexicano es que este tema se tratará de la misma forma que se ha hecho con cada amenaza lanzada por el presidente Trump: se analizará, se buscará el dialogo para llegar a acuerdos, y se intentará rebajar las agresiones para reducir el daño lo más posible.
