Desde Open Gardens, Ben Odell recorre los ciclos obligados de las nuevas tecnologías y aplica el Gartner Hype Cycle al incipiente negocio de los microdramas. ¿Es el momento de subirse a la ola?
Si se analiza casi cualquier gran tecnología (la imprenta, la radio, los NFT, lo que sea) a la luz del Gartner Hype Cycle (ciclo de la sobreexpectación de Gartner), el patrón resultante suena inquietantemente familiar. Hice un curso en Berkeley hace unos años y esta gráfica la presentaron el primer día.
Todo arranca con una chispa: algún avance que pone a todos a hablar. Luego llega la escalada hasta el Peak of Inflated Expectations (pico de expectativas infladas): el hype está en todas partes, el dinero fluye y el futuro parece inevitable. ¿Después? La caída. Llega la realidad. Muchos jugadores se queman. Los sobrevivientes empiezan a subir lentamente la Slope of Enlightenment (cuesta de la iluminación) hasta que el formato encuentra su ritmo.
Entonces… ¿dónde están las microdramas en esta curva?
Yo diría que estamos a mitad de la primera subida. La audiencia crece, la sobreexpectación es real, pero aún no llegamos al punto máximo. Todavía queda muchísimo espacio para innovar.
Por qué queda camino por subir
Hoy el formato está dominado por melodramas hiperexagerados, con giros a cada minuto: romances prohibidos, madrastras malvadas, revelaciones de amnesia y triángulos amorosos con apuestas absurdas. Son rápidos, baratos de producir y adictivos para maratonear… pero creativamente apenas rascan la superficie.
Imaginemos micro horror. Micro sci-fi. Desafíos unscripted. Game shows. Formatos interactivos. El terreno sigue completamente abierto para nuevos géneros y tonos.
Desde un punto de vista de negocios, los jugadores inteligentes ya aprendieron de la implosión de Quibi: nada de muros de suscripción carísimos ni reglas de “solo puedes verlo en nuestra app”. En cambio, estamos viendo economías freemium, compras in-app, publicidad recompensada y viralidad impulsada por TikTok. La IA acelera la producción. Es un modelo de fábrica de contenidos que escala a lo grande.
¿Y el dinero? Está entrando rápido. Eso significa que habrá hits que rompan la taquilla digital… y muchos fracasos estrepitosos.
La caída llegará, pero también la meseta
En algún momento aparecerá la fatiga de la audiencia. La inversión se enfriará. Habrá un bajón. ¿Y después? El formato se estabiliza en su Plateau of Productivity (meseta de productividad).
Pero esa meseta no será igual para todos. Por un lado, Netflix y otras plataformas apostarán fuerte. Su nivel con publicidad hace que los microdramas sean una forma barata y de alto engagement de competir con TikTok por la atención. Habrá microprogramas, microversiones de series largas y contenido corto serializado de creadores seleccionados.
Por otra parte, los grandes creadores lo integrarán a su ecosistema si encaja con su marca. ¿Por qué no lanzaría Dude Perfect una comedia de acción familiar en vertical?
Y en cuanto a las apps especializadas como ReelShort o DramaBox, algunas serán adquiridas e integradas en plataformas mayores, mientras que otras se transformarán, se expandirán y varias, como Quibi, morirán.
La conclusión
Las microdramas no son una moda pasajera, pero están siguiendo la clásica curva del hype. Seguimos escalando, queda un enorme espacio para experimentar y los próximos dos años se sentirán como una fiebre del oro.
Ya vimos esta película. ¿Recuerdan cuando de repente todos en el negocio se volvieron evangelistas de los NFT? Contratábamos artistas para diseñar personajes que venderíamos online. O al menos lo pensábamos. O al menos sentíamos que podíamos perdernos de algo.
Así que la verdadera pregunta es: ¿te subes ahora a la ola y apuestas a que tengo razón? Porque bien podría no tenerla. ¿Cubrirte y tantear el terreno mientras mantienes tu foco principal en otro lado? ¿O directamente lo salteas y empiezas a cazar el próximo gran éxito antes de que este alcance la cima?
Ese es el dilema con cualquier curva de la sobreexpectación. Solo sabes exactamente dónde estabas… una vez que todo terminó.
