Helena Suárez, especialista en temas audiovisuales y socia del estudio de abogados ECIJA, explica qué es la ingeniería financiera, cómo aprovecharla al máximo para proyectos audiovisuales y qué desafíos puede plantear.
El proceso de financiamiento de proyectos audiovisuales en España es un entramado complejo que combina fuentes públicas y privadas. Los productores cuentan con subvenciones del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), ayudas autonómicas y fondos europeos, así como aportaciones de inversores privados.
Y en los últimos años a estos mecanismos se les sumaron los incentivos fiscales, que se han convertido en una herramienta esencial para la viabilidad financiera de muchas producciones, con ahorros que pueden suponer hasta un 50% del gasto realizado en el territorio nacional.
Por eso el desafío para los productores es estructurar sus proyectos de manera que estos incentivos se maximicen. Y es aquí donde entra en juego la llamada “ingeniería financiera”. Pero ¿qué es?
En resumen, se trata del arte de combinar todos estos fondos, ayudas e incentivos para sacar el máximo rendimiento de nuestro presupuesto de producción.
A menudo, la clave está en combinar diferentes fuentes de financiación y hacer uso de estructuras complejas, como las Agrupaciones de Interés Económico (AIE), que permiten a los inversores participar en el proyecto audiovisual y beneficiarse de las deducciones fiscales, o los acuerdos de coproducción internacional, que permiten acceder a fondos de otros países.
Pero llegados a este punto me gustaría dejar en claro tres claves que cualquier proyecto que aplique la ingeniera financiera debería considerar:
Primero, la diversificación de las fuentes de financiación. No depender de una única fuente es esencial para mitigar riesgos. La combinación de ayudas públicas, aportaciones privadas, acuerdos de coproducción e incentivos fiscales puede ser una fórmula ganadora.
Segundo, la necesidad de contar con un conocimiento profundo de los incentivos fiscales. La normativa fiscal en España es compleja y varía según la región. Contar con un asesor especializado que conozca los entresijos de los incentivos es fundamental para diseñar una estructura financiera que maximice los beneficios.
Y, por último, la planificación anticipada. Es crucial empezar a diseñar la financiación desde las primeras fases del proyecto, para evitar imprevistos que comprometan su viabilidad en fases posteriores.
En este entorno, la presencia de un abogado especializado en la industria audiovisual no es solo recomendable, sino imprescindible.
La ingeniería financiera de un proyecto audiovisual implica el manejo de contratos complejos, acuerdos de coproducción, licencias, cesión de derechos, contratos con plataformas y la gestión de incentivos fiscales, entre otros aspectos.
Un error en cualquiera de estos frentes puede poner en riesgo a toda la producción.
Por eso es clave que el abogado se involucre en una fase temprana. Idealmente, desde la preproducción, colaborando en la elaboración de contratos con los inversores, asesorando sobre las mejores estrategias fiscales y garantizando que todos los aspectos legales del proyecto estén cubiertos.
Aunque pueda parecer obvio, a menudo los productores cometen el error de no contar con asesoría legal hasta que el proyecto ya está en marcha, lo que puede derivar en problemas legales y financieros difíciles de solucionar.
Y, si lo tuviera que resumir en un solo punto, diría: ¡no cierres ningún acuerdo financiero antes de involucrar a un abogado! Esto incluye desde la negociación de las subvenciones, a la creación de estructuras como las AIE o la formalización de contratos con inversores y coproductores.
El abogado puede anticiparse a problemas contractuales o fiscales que el productor, por falta de conocimiento especializado, podría pasar por alto.
Además, la correcta interpretación de la normativa fiscal es un aspecto crucial. Un abogado experto puede guiar al equipo en la estructuración de la financiación de manera que se maximicen los incentivos fiscales sin incurrir en riesgos legales o financieros.
En definitiva, la financiación de proyectos audiovisuales es un reto. Pero con las herramientas adecuadas puede transformarse en una gran oportunidad.
La ingeniería financiera, cuando se realiza de manera correcta, permite a los productores aprovechar al máximo los incentivos disponibles. Pero este proceso debe ir siempre acompañado de un sólido asesoramiento jurídico que garantice que todos los aspectos contractuales y fiscales estén en regla.
Involucrar a un abogado especializado desde el principio no solo protege el proyecto, sino que también asegura que las decisiones financieras sean las más beneficiosas posibles.
En un entorno tan competitivo y en constante cambio como el del cine y la televisión, esta combinación de estrategia financiera y asesoramiento legal es clave para garantizar el éxito de cualquier producción.
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