Para que funcione, la serie de época ‘Las Azules’, que narra la historia real de la primera fuerza policial de mujeres de México, no podía contarse de una manera genérica sino muy anclada a la historia y cultura mexicanas, opina su creador Fernando Rovzar, director creativo de Lemon Studios, productora de la ficción.
El 31 de julio el streamer lanzará con ‘Las Azules’ su primera serie latinoamericana, con un elenco y un equipo enteramente hispanos y ambientada en la Ciudad de México de 1971.
En la serie, María (Bárbara Mori), Gabina (Amorita Rasgado), Ángeles (Ximena Sariñana) y Valentina (Natalia Téllez) logran desafiar las normas ultraconservadoras de la época al formar este escuadrón, solo para descubrir que es un truco publicitario para distraer a los medios de comunicación de un brutal asesino en serie.
Rovzar, cocreador de ‘Las Azules’ junto a Pablo Aramendi, ya tenía la idea de hacer una película basada en esta historia, pero al entrevistar a una de las protagonistas de los sucesos reales, se dio cuenta de que “no se resolvía en una hora y media” y que debía ser una serie.
Fue entonces cuando hizo match con Apple TV+, que estaba buscando sus primeros proyectos de serie latinoamericanos.
“Si algo tienen las series de maravilloso, es que puedes evolucionar un personaje a un ritmo muy realista y humano. Puedes detenerte en momentos que una película trataría de apurar. Yo siempre pienso en el largo aliento de los personajes. Y creo que la transición de estas cuatro mujeres a convertirse en policías y lo que eso significa en su vida personal y su carrera, tiene para muchas temporadas”, dice Rovzar en diálogo con Cveintiuno.
Así, aunque todo se determina por el éxito de la primera temporada, si Apple TV+ quisiera una segunda, el productor ya tiene idea de por dónde la querría llevar.
Filmada en 82 locaciones en México, ‘Las Azules’ combina elementos de drama policial, época, humor y el protagonismo femenino con la intención de generar conversaciones actuales vinculadas a la igualdad y el poder.
“Aunque parezca que todo es muy estratégico, y seguro que Apple se mueve con muchísima estrategia, lo que me sorprendió de cómo trabajan es que se mueven por la historia”, confiesa.
“Estoy seguro de que si ‘Las Azules’ no hubiese sido el tipo de historia que ellos querían contar, me hubieran dicho: ‘Cuando haya una historia donde empatemos visiones, la haremos’, sin importarles que yo tuviera Lemon ni que lleve 20 años trabajando”.
Apple TV+ ha decidido estrenar los primeros dos episodios a nivel mundial el 31 de julio, para luego ir lanzando uno nuevo cada semana hasta el 25 de septiembre, en una estrategia de programación que a Rovzar le “encanta”.
“Me deprime engancharme con una serie, verla en una sentada y que al otro día se acabe mi relación con ella”, dice.
Esta decisión, sin embargo, supone también un desafío creativo que implica un manejo diferente de los tiempos dentro de la historia.
“Como va un poco en contraflujo con la adolescencia de hoy en día, siento que tenemos que garantizar que vale la pena la espera. Y eso se hace de dos maneras: dentro del capítulo, porque la historia abre más preguntas que respuestas; y en la temporada. El cliffhanger del capítulo tres se vuelve importante porque es el primero que le pide paciencia a la audiencia”, adelanta.
“Todo esto entra en el cuarto de escritores, pero se vuelven señalizadores más que cosas impositivas”.
Rovzar, quien con su hermano Billy y Lemon Studios han ganado un Emmy Internacional con la serie de HBO ‘Sr. Ávila’ y han producido para todos los streamers globales, considera que los creadores mexicanos aún se están “acostumbrando a que el contenido mexicano se vea en otros países” pero que no deben confundir qué significa eso.
Para él, ‘Las Azules’ “tenía que ser mexicana” en el sentido de transmitir “el color y el tono del México de los setenta” para que alguien en otra parte del mundo lo pueda apreciar.
“Si yo veo una serie tailandesa, coreana o argentina, quiero que sea el equivalente a sentarme con un buen amigo de cualquiera de esos países y que me cuente sus historias, no que las vuelva genéricas”.
“Cuando no había plataformas y todo era cine y unas pocas cadenas de televisión, uno tenía que luchar ferozmente por vender su producción a un tercer o cuarto país, mientras que ahora alguien pica un botón y estás en 190 países. Entonces la lucha ya no está ahí”, opina.
“Lo emocionante es no dejarse engañar: que un contenido sea exportable no implica que debe ser del gusto o la temática que agrade a todo el mundo”, concluye Rovzar.