Sora está oficialmente entre nosotros. Mientras algunos en la industria hablan de distopía, otros argumentan que la revolucionaria herramienta de inteligencia artificial democratizará la creatividad.

Como si ya no hubiera suficiente en el vertiginoso mundo del entretenimiento, OpenAI terminó el 2024 lanzando Sora, su herramienta de inteligencia artificial (IA) de texto-a-video. Y su lanzamiento, cómo no, ha generado revuelo en el sector y reavivado el debate sobre el futuro de la industria audiovisual.

Desde su debut hace unos años, la IA ha generado entusiasmo y preocupación a partes iguales, planteando preguntas sobre creatividad, economía y derechos de autor. Pero más allá de sus aplicaciones, Sora está catalizando una discusión crítica sobre el equilibrio entre innovación y ética en el proceso creativo.
Keith Scholey, cofundador de la productora británica especializada en historia natural Silverback Films, subrayaba en el último Content London que la IA y herramientas como Sora pronto podrán competir con las producciones de alto presupuesto de ese género, algo que el veterano productor de documentales califica como “distópico”.
“Todos estamos recurriendo a la IA de distintas maneras para facilitar el proceso de producción. Para nosotros, en el campo de la historia natural, la IA tiene un lado ligeramente oscuro, ya que dentro de unos cinco años será más barato animar a un león saltando sobre una gacela que salir a filmarlo”, comentó Scholey en diciembre.
La utilidad e impacto que ha tenido -y seguramente seguirá teniendo- la IA en el sector audiovisual es innegable. Dada la rápida evolución y drástica mejora en la calidad del producto que genera la tecnología, herramientas como Sora ya están teniendo cabida en casi todas las esquinas de la industria.
Los contenidos creados con la ayuda de IA ya abundan, con ejemplos cercanos como la microserie argentina de Flixxo ‘Insomnia’. Otro ejemplo es la serie india ‘APEX: Infinity’, producida por la productora del showrunner de ‘Criminal Minds’, Simon Mirren, junto con Applause Entertainment, y que ha aprovechado la IA prácticamente en cada paso del proceso, desde la previsualización hasta el diseño de vestuario, la búsqueda de localizaciones y la posproducción, pasando por el marketing en las redes sociales y la localización lingüística, revela el propio Mirren.

“Ha revolucionado nuestro método, y desde ‘APEX’ en la India hasta nuestros próximos proyectos en Oriente Medio, África y América Latina, estamos demostrando que de cualquier rincón del planeta pueden surgir contenidos de primera categoría”, explica el productor. “No se trata simplemente de hacer más eficiente la industria, sino de democratizar la excelencia en el entretenimiento”.

Sin embargo, tras el lanzamiento de Sora, Mirren también advirtió de que el impacto de la IA podría resultar en “el mayor robo de propiedad intelectual de la historia”. Hablando en Content London, el británico señaló que los crews de producción podrían verse reducidos de unas 400 personas a unas 30 debido al progreso de la IA.
Este temor ya está afectando decisiones importantes en la industria. Tyler Perry, cineasta estadounidense, detuvo el proyecto de expansión de su estudio por un valor de US$ 800 millones tras observar el potencial disruptivo de Sora, que describió como “impactante”.
La regulación es un tema central en esta discusión. Algunos expertos argumentan que se necesita un marco legal internacional para manejar las complejidades de la IA en el entretenimiento.
Otros creen que las soluciones deben provenir de la autorregulación y la colaboración entre empresas tecnológicas y la industria audiovisual. En este sentido, iniciativas como los Principios Éticos que estableció OpenAI en mayo 2024 buscan establecer pautas claras para el desarrollo y uso de estas herramientas.
A pesar de las controversias, los defensores de la IA como Chad Nelson, especialista creativo en OpenAI, ven su adopción como una evolución natural.

En el evento de Londres de C21, Nelson demostró las capacidades de Sora, que en su estado actual puede usarse para el desarrollo conceptual, previsualización de escenas, storytelling, posproducción y revisiones de efectos visuales, así como para la creación rápida de material promocional y contenido para redes sociales.
Aunque la versión actual no incluye audio, se espera que las futuras versiones de Sora sean aún más avanzadas y completas.
Según Nelson, escenas con efectos visuales que antes tardaban una semana en producirse ahora pueden completarse en cuestión de horas usando Sora. El ejecutivo añadió que espera que Sora pueda renderizar video de calidad 4K en 2025.
La eficacia es uno de los grandes fuertes de la IA, ya que las herramientas como Sora permiten generar contenido a volúmenes inalcanzables para seres humanos. “Podríamos estar entrando en un mundo donde se produzcan 50 versiones de ‘El señor de los anillos’ cada día”, afirmó Nelson, señalando el impacto que esta tecnología podría tener en la industria en términos de saturación y competencia.
Tras la primera muestra pública de Sora en febrero del 2024, OpenAI lanzó en diciembre la versión mejorada de la herramienta, Sora Turbo, que asegura es “considerablemente más rápida”. Inicialmente está disponible en Estados Unidos, América Latina y otros territorios internacionales que no incluyen Europa ni el Reino Unido debido a limitaciones regulatorias.
Con Sora Turbo, los usuarios ya pueden generar videos con una resolución de hasta 1080p y clips de hasta 20 segundos de duración en formato panorámico, vertical o cuadrado.
El potencial transformador de la IA plantea una pregunta fundamental: ¿puede esta tecnología coexistir con el toque humano que define las grandes historias? Para Nelson, la respuesta es que sí, y está en el equilibrio.
“Estos sistemas siguen exigiendo arte y curaduría. El storytelling visual y la buena escritura son fundamentales. Nada de eso va a ser replicado por esta tecnología, pero lo que te puede permitir es desarrollar ideas mucho más rápido y tomar algunos riesgos que tal vez no podrías tomar”, afirma Nelson.
“Mi papel es desarrollar la próxima generación de herramientas para narradores, cineastas, diseñadores de videojuegos, artistas o, en definitiva, todo aquel que busque explorar su creatividad individual. Quiero que sean herramientas realmente potentes, profesionales y creativas”, agrega.

Sin embargo, algunos críticos señalan que la dependencia excesiva de la IA podría llevar a una homogeneización del contenido. Si bien las herramientas como Sora pueden acelerar procesos, también existe el riesgo de que las producciones pierdan originalidad en favor de la eficiencia.
Además, la accesibilidad es otra área donde Sora y la IA están marcando la diferencia. Al ser capaces de crear subtítulos automáticos más precisos y traducciones inmediatas, facilitan la distribución de contenido en mercados globales.
Y esto no solo amplía el alcance del contenido, sino que también permite a los creadores atender audiencias más diversas, incluyendo personas con discapacidades auditivas o visuales.
“No hay duda de que la IA puede permitirnos reducir los costos de producción y, en su lugar, poner ese dinero en la pantalla”, afirma Lucas Green, chief content officer de Banijay Entertainment.
“Tradicionalmente, cosas como el subtitulado eran enormemente caras, pero las herramientas de IA pueden ayudar con eso, así como con un mejor sistema de registro, voz, automatización y creación de mejores ayudas para discapacitados auditivos”, añade Green.
La flexibilidad de Sora también permite a los creadores experimentar con nuevos formatos narrativos. Esta hibridación busca atraer a nuevas audiencias, especialmente a generaciones más jóvenes acostumbradas a experiencias inmersivas como las ofrecidas por videojuegos y plataformas de realidad virtual.
A medida que la IA como Sora continúe evolucionando, es crucial que la industria audiovisual mantenga un enfoque centrado en la ética y la sostenibilidad. Esto incluye no solo proteger los derechos de los creadores, sino también garantizar que el uso de estas herramientas beneficie a toda la cadena de valor, desde los productores hasta las audiencias.
La colaboración entre tecnólogos, creativos y legisladores será fundamental para establecer un equilibrio entre innovación y responsabilidad. Como señaló Perry, “tiene que haber algún tipo de regulación para protegernos, si no, simplemente no veo cómo sobreviviremos”.
Sora representa tanto una oportunidad como un desafío para la industria audiovisual y su irrupción marca el inicio de una nueva era donde la IA promete democratizar la creatividad y expandir los límites de la narrativa. Sin embargo, eso no puede dejar de lado una reflexión profunda sobre las implicaciones legales, éticas y culturales de su uso.