Aunque el “60%+10%” de su famoso incentivo fiscal es el gran atractivo para atraer rodajes, el País Vasco apuesta por un engranaje más amplio que combina talento, infraestructuras, servicios y cultura para consolidarse como un sólido hub audiovisual.

En la carrera global por atraer rodajes de otros territorios, el País Vasco ha movido ficha con una nueva marca propia: Film Basque Country.
Lanzada en la Berlinale a comienzos de este año, la iniciativa no se limita a mostrar el atractivo de un incentivo fiscal que puede alcanzar el 70%. Su objetivo es más ambicioso: convertirse en el acceso único al ecosistema audiovisual vasco, uniendo bajo una misma plataforma a productoras, profesionales, localizaciones y servicios, y proyectando además su cultura y su idioma como un valor añadido para las coproducciones internacionales.

“Queríamos ofrecer una puerta de entrada única al País Vasco para los productores internacionales. Hasta ahora, quien llegaba debía contactar con tres film commissions distintas”, explica a Cveintiuno Ruth Aristondo, directora de Film Basque Country, haciendo referencia a Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, las tres provincias ubicadas en el norte de España que conforman la comunidad autónoma del País Vasco o Euskadi.
“Film Basque Country nace para simplificar ese acceso y mostrar de manera unificada lo que ofrecemos como territorio”, agrega.
Es que, además de ayudas públicas al desarrollo, producción y promoción de obras audiovisuales, el País Vasco ofrece uno de los incentivos fiscales más competitivos de Europa. Desde su puesta en marcha en 2023, la comunidad ha visto multiplicarse por cuatro el impacto económico del audiovisual.
En Vizcaya, donde los incentivos comenzaron en 2021, el balance de 2024 coincide con el décimo aniversario de la Bilbao Bizkaia Film Commission, y en esa década el número de empresas del sector creció un 57,7% (de 284 a 448) y el empleo un 50,5%, hasta alcanzar 1.941 profesionales. Solo en 2024, se apoyaron 168 producciones (un 11% más), con 1.294 jornadas de rodaje (un 26% más), 28 largometrajes (un 133% más) y 11 series (un 57% más), rodadas en 74 municipios del territorio.
También Vitoria-Gasteiz ha reforzado su atractivo como escenario cinematográfico: en 2024 registró 262 días de rodaje, el 70% del año, triplicando la cifra de 2023. De las 51 producciones filmadas, 20 fueron largometrajes, un notable aumento frente a los cinco del año anterior.
Actualmente, las producciones que gasten más del 50% de su presupuesto en el territorio pueden acceder a una deducción del 60%, que se eleva hasta el 70% si el rodaje es íntegramente en euskera. Cuando el gasto local se sitúa entre el 35% y el 50%, la deducción es del 50%, y en casos con menor inversión -a partir del 20%- la normativa contempla deducciones del 40% o 35%, según el territorio.
En las provincias de Guipúzcoa (cuya capital es San Sebastián) y Álava (Vitoria), los topes de deducción se sitúan en €10 millones para largometrajes y €3 millones por capítulo de serie. En Vizcaya (Bilbao), no hay límite en el importe máximo de deducción.
Además, el esquema incluye un incremento automático del 10% para proyectos realizados en euskera, lo que refuerza la apuesta por la producción en lengua local.

Y aunque muchos pueden ver el requisito del idioma como una barrera, la región celebra que poco a poco comienza a convertirse en un valor añadido. “Cada vez se produce más en euskera y con mayor reconocimiento internacional. El idioma ya no se percibe con miedo, sino como una oportunidad de diferenciarse. Películas como ‘20.000 especies de abejas’ o ‘Irati’ lo demuestran”, asegura Aristondo refiriéndose al gran reconocimiento internacional que recibieron dichos largometrajes.
Así, una tendencia que ha detectado recientemente es el interés no solo en rodar en el País Vasco, sino en contar historias vinculadas a su cultura e identidad.
“En el último Festival de Cannes, cuatro productoras extranjeras se acercaron con proyectos que querían relacionar directamente con Euskadi. Eso hace unos años era impensable”, sostiene. “Hoy, el incentivo puede ser la chispa, pero lo que atrae es la curiosidad por nuestra gente, nuestros paisajes y nuestro idioma”.
Es que, aunque la “guerra de porcentajes” se ha convertido en un lugar común cuando se habla de atracción de rodajes, la estrategia vasca busca trascender los números. Y si bien Aristondo reconoce que el incentivo del territorio es “muy válido”, destaca lo que complementa y fortalece el beneficio económico: años de trabajo como industria, una red de profesionales altamente cualificados, productoras con proyección internacional, talento con una creciente visibilidad y un ecosistema cultural y educativo sólido.
Para eso, la plataforma Film Basque Country integra un directorio de productoras locales y un catálogo de proyectos en distintas fases de desarrollo, gestionado a través de la marca hermana Basque Audiovisual, dedicada a promover los proyectos y productores vascos en el mercado internacional.
“Allí cualquier productor puede encontrar fichas técnicas, contactos y hasta los intereses específicos de coproducción de cada compañía. Es información transparente y accesible que sorprende a quienes vienen de fuera, porque no es habitual encontrarla tan organizada”, explica Aristondo.

Los próximos pasos para la organización pasan por consolidar estos servicios, ofreciendo un directorio digital de localizaciones a nivel de Euskadi y un mapa de empresas de servicios.
“Queremos que cualquier productor que llegue encuentre no solo incentivos, sino también con quién trabajar, dónde rodar y qué servicios contratar, desde un catering hasta un operador de cámara. Ese es el verdadero valor añadido para dar sostenibilidad a largo plazo”, afirma.
Gracias a este ecosistema, en los últimos años productoras de otros territorios, entre ellas las madrileñas Buendía Estudios o Grupo iZen, han abierto sedes en el País Vasco.
Lejos de verlo como una amenaza, desde dentro lo leen como un movimiento positivo: “Al final, esas productoras trabajan con profesionales locales. Todo tiene un impacto positivo, no solo en la industria audiovisual, también en la economía del territorio. Lo importante es que sume y que genere condiciones para que quieran volver a rodar aquí”, señala Aristondo.
Ese efecto arrastre se refleja también en la proyección internacional de los proyectos vascos, al ver cada vez más productores locales participando en mercados internacionales desde las fases de desarrollo, buscando socios y consolidando coproducciones, lo que permite que Euskadi se vea “como un socio atractivo, no solo como un destino de rodaje”.
Uno de los puentes más prometedores es el que conecta al País Vasco con América Latina, con ejemplos recientes como la serie mexicana ‘Papá soltero’, que la productora Onza Américas rodó en Bilbao para ViX, la plataforma de streaming de TelevisaUnivision.
Film Basque Country y Basque Audiovisual aseguran recibir cada vez más consultas de productores latinoamericanos interesados en coproducir o rodar en territorio vasco.
Es que la afinidad cultural y la creciente presencia de players latinoamericanos en el mercado internacional hacen que Euskadi vea en la región un aliado estratégico. “Es un puente natural, y queremos aprovecharlo para generar proyectos que no solo se financien mejor gracias a los incentivos, sino que también tengan recorrido global”, apunta Aristondo.
A menos de un año de su lanzamiento, Film Basque Country busca ahora consolidarse, y para eso la clave será mantener la cercanía con la industria.
“Queremos dar pasos firmes que tengan un valor real y un retorno para los productores y para el territorio. Eso exige escuchar a la industria, trabajar en red con las instituciones y avanzar de manera constante”, concluye. “Euskadi es pequeño pero muy diverso, y tenemos muchísimo por mostrar”.
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