El director de producción y posproducción de originales internacionales de Amazon MGM Studios y Prime Video dice que América Latina está perdiendo millones de dólares por su rezago en incentivos e infraestructura.
La falta de infraestructura, tecnología y programas de incentivos más extensivos y eficientes está siendo el principal obstáculo para que América Latina atraiga “varios millones de dólares” de producciones de Asia, Estados Unidos o Europa, dijo John Holmes, director de producción y posproducción de originales internacionales de Amazon MGM Studios y Prime Video.
“Si miramos datos de 2019, mientras que Estados Unidos gastó US$ 70.000 millones en producción, América Latina gastó solo US$ 5.700 millones. La pregunta es: ¿cómo atraer dinero de regiones como Asia, que gastó US$ 25.000 millones, o de Inglaterra, que invirtió US$ 19.000 millones ese mismo año?”, se preguntó durante su intervención en un panel de Rio2C.
Según Holmes, estos datos implican que existe “dinero disponible” en el mercado que los productores de la región “no están logrando atraer”.
Amazon no es ajena al uso de incentivos en la región, los cuales ha aprovechado en títulos como ‘Maníaco do parque’ (Santa Rita Filmes con incentivos de SP Cine), ‘Dom’ (Conspiração Filmes con incentivos de RioFilme), ‘Pimpinero: Sangre y gasolina’ (Dynamo con incentivos de Proimágenes) o la versión brasileña de ‘Last One Laughing (LOL)’ producida en Uruguay (Cimarrón Films con apoyo de incentivos de ACAU).
Y si bien países como Colombia y Uruguay se han posicionado bien en la consideración del streamer por sus incentivos, a nivel regional hay mucho por mejorar, argumenta Holmes.
“A nivel internacional, estamos aprovechando incentivos en diversos territorios como Malta, Inglaterra o incluso Arabia Saudita, por lo cual es un factor muy importante para nosotros”, explicó.
Sin embargo, tener solo un buen programa de incentivos no basta.
Para el ejecutivo, es fundamental que los países que aspiren a recibir una producción de Amazon, además de locaciones atractivas, posean equipos capacitados, tecnología e infraestructura de nivel internacional.
“Pensamos que la tecnología es algo a lo que la industria debe estar atenta y alentamos a nuestros socios locales a que se capaciten. De esta manera, podemos filmar programas japoneses o alemanes en América Latina”, dijo.
Un ejemplo son los estudios virtuales que brindan capacidades de editar, almacenar video e incluso manejar cámaras de manera remota desde cualquier parte del mundo, lo que ofrece una “libertad tremenda” a los directores para encontrar el talento adecuado, aunque este no se encuentre físicamente presente.
“Queremos contar historias en estos países y contribuir a desarrollar infraestructuras locales. Pero necesitamos cash rebates que sean ágiles y sencillos, ya que pasamos de manejar una programación a dos años a vernos obligados a programar a seis meses o incluso a tres”, agregó Holmes.
En este sentido, el ejecutivo celebró el reciente lanzamiento del programa de incentivos en Ecuador, así como la discusión actualmente en curso sobre la creación de una Film Commission nacional en Brasil, que podría llevar al país a tener su cash rebate unificado y no por estados como sucede ahora.
Pero otras medidas posibles también podrían incluir el impulso, desde los incentivos, de distintos tipos de programación, ya que muchas veces los fondos públicos ponen limitaciones a su acceso en virtud del género de los contenidos.
“Se pueden abrir los incentivos a distintos géneros. En la mayoría de los países emergentes, el unscripted es muy popular. En Brasil, por ejemplo, últimamente han surgido más del doble de programas unscripted en comparación con el scripted. Obviamente hay parámetros culturales que hay que respetar, pero sería muy fácil de implementar y asegurar mayor volumen de producciones”, afirmó.
