El socio del estudio jurídico CQS/FV destaca dos iniciativas actualmente en marcha que podrían atraer “miles de millones de dólares” de inversión hacia el mercado brasileño.

El 2025 será recordado como un año histórico para el cine brasileño con la obtención del Globo de Oro y el Oscar a la mejor película extranjera de ‘I’m Still Here’, el Oso de Plata de Berlín para ‘The Blue Trail’ y los dos premios conquistados en Cannes por parte de ‘The Secret Agent’.
Pero, según el socio del estudio jurídico CQS/FV, Maurício Fittipaldi, este impulso quedará en la nada si el país no toma las medidas necesarias para atraer al capital internacional.

“Ya viví muchos momentos como este que lamentablemente no supimos aprovechar. Este es un momento muy positivo, claro, y estos proyectos deberían servir para impulsar la proyección del mercado brasileño. Pero eso no ocurrirá hasta que el país no se abra de manera definitiva al capital internacional”, opina.
Con más de 20 años de experiencia en el sector, Fittipaldi es uno de los abogados más reconocidos en el segmento audiovisual en Brasil.
CQS/FV, con 30 años, es a su vez uno de los despachos más activos del mercado en temas de medios, entretenimiento y tecnología con clientes que van desde productoras a plataformas de streaming, agencias de publicidad y anunciantes.
Series como ‘Ciudad de Dios’ (HBO Max), ‘DNA do Crime’ (Netflix), ‘Maria e o Cangaço’ (Disney+), ‘Cangaço Novo’ (Amazon) o los proyectos de ‘Turma da Mônica’ (HBO Max y Globoplay) son apenas un puñado de los títulos que han utilizado en los últimos años sus servicios.
“Nos involucramos en 10 a 15 proyectos y hemos participado en más de 50 solo en los últimos cinco años”, asegura Fittipaldi, quien detalla que el estudio ofrece servicios jurídicos completos para series y películas en temas fiscales, corporativos, laborales, regulatorios, contractuales y de propiedad intelectual.
Es desde esta posición que Fittipaldi afirma que el mercado brasileño tiene todo para protagonizar un gran impulso que lo convierta en la nueva Corea.
Pero, para eso, debe tomar algunas medidas.
“Brasil puede crecer como ya lo hicieron Corea del Sur o España, pero para eso hay que abrirse al capital internacional y aprovecharlo para desarrollar la industria”, explica.

En ese sentido, el abogado lamenta la ausencia de más mecanismos de cash rebate y tax incentives en Brasil. Y que los que actualmente existen ni son muy utilizados ni están diseñados para atraer al capital internacional.
“En todo el mundo los mecanismos de cash rebate o tax credit son verdaderos mecanismos de atracción de inversiones internacionales. Pero en Brasil, los mecanismos existentes tienen una concepción mucho más de fomento a la actividad audiovisual que de atracción a la inversión extranjera”, subraya.
Efectivamente, según un reciente estudio de Olsberg SPI, si Brasil implementara un cash rebate federal con un tope de US$ 100 millones anuales, podría generar hasta US$ 1.030 millones en gasto directo audiovisual hacia 2030, con más de 15.000 empleos asociados.
Ese potencial no depende de inversiones adicionales en infraestructura, aclara Fittipaldi, que subraya que Brasil ya cuenta con la capacidad instalada para recibir producciones internacionales. “El estudio demuestra que el país podría generar miles de millones sin necesidad de grandes inversiones nuevas, solo corrigiendo las reglas”, sostiene.
Brasil está perdiendo además terreno frente a países como Colombia, Uruguay o España, que ya cuentan con mecanismos de cash rebate competitivos.
“Es un mercado global muy disputado y si no tenemos reglas a la altura, las producciones se van a otros destinos”, advierte Fittipaldi, que lamenta que en general las políticas de fomento a la industria audiovisual en Brasil no están diseñadas desde la perspectiva de la atracción de la inversión extranjera, algo que se hace evidente en casos como los de las productoras locales Floresta o Endemol Shine Brasil.
“Ambas operan desde Brasil, generan empleo local y buscan atraer producciones de sus parent companies internacionales, pero no califican para los programas de fomento porque tienen capital extranjero. Están en un limbo jurídico”, resume el abogado sobre las compañías de Sony Pictures Television y Banijay.
Fittipaldi es en ese sentido uno de los principales “evangelizadores” en Brasil sobre la necesidad de estos cambios y, según cree, el mensaje sí está llegando a la clase política.
“No se trata de elegir entre fondos nacionales o incentivos a la inversión extranjera, sino de combinarlos. Más inversión internacional significa más infraestructura, lo que a su vez eleva la capacidad y el valor de la producción local. Una cosa alimenta a la otra”, sostiene.

El abogado resalta además otra iniciativa actualmente en marcha que podría significar inversiones aún más millonarias: los Funcines (Fundos de Financiamento da Indústria Cinematográfica Nacional).
“Los Funcines son mecanismos muy interesantes porque le dan incentivo a compañías para que inviertan en la industria audiovisual con beneficios fiscales que llegan al 100%”, comenta.
“Y esto tiene un potencial gigantesco para atraer capital a la industria y desarrollarla”, asegura.
El mecanismo ya existe en Brasil y funciona de manera similar a otros fondos de inversión regulados por la Comisión de Valores, como los inmobiliarios. Pero, en el caso del audiovisual, su reglamentación es tan burocrática y llena de trabas que no resulta atractivo utilizarlo.
Pero eso está a punto de cambiar, advierte Fittipaldi.
“Hay una iniciativa de la Agencia Nacional de Cine (Ancine) para simplificar la reglamentación de estos fondos. Esto podría traer billones de reales a la industria”, afirma. Y ejemplifica: “Un banco, por ejemplo, puede invertir en un fondo de inversión en infraestructura audiovisual y este fondo invertir en proyectos, en adquisición de equipamientos y en estudios utilizando solamente su impuesto a la renta. Esto podría cambiar el mercado”, agrega.
“Desde mi punto de vista, los dos grandes candados que se pueden abrir son los cash rebates y los Funcines”, concluye.



















