Vanessa Chapman, directora general de VJC Media y cofundadora de la consultora The Growth Partners, ofrece sus claves sobre lo que deberían hacer los dueños de las productoras antes de decidirse a aceptar inversiones en sus compañías.
Hay un clásico de los 80 con el título Money’s Too Tight to Mention que podría traducirse libremente como “tengo demasiado poco dinero como para hablar de ello”. Y bien podría resumirse de esta forma el clima actual de la industria ante la caída de los encargos en gran parte del mercado.

La situación está tan asumida que las conversaciones han pasado de lamentar el statu quo a generar un ambiente de colaboración e innovación para adaptarse al mundo cambiante. Pero los negocios no se sostienen solo con compromiso y espíritu emprendedor, así que muchas compañías están buscando nuevas fuentes de financiación, con la inversión como una alternativa atractiva para crecer, pivotar y navegar hacia aguas más estables, o incluso inexploradas.
Ahora bien, ¿es la inversión un camino sencillo hacia la cima? Los dueños de empresas a menudo sobreestiman el valor de su compañía y subestiman lo que implica sumar a un socio externo. Como en toda operación financiera, hay algunos elementos clave a considerar, empezando por un examen interno honesto y realista. ¿Es la inversión adecuada para ti? ¿Estás listo para atravesar el riguroso proceso de preparación? ¿Tienes objetivos claros y alcanzables? ¿Conoces siquiera cuáles son tus metas a corto y largo plazo?
La inversión no es una lotería. La mayoría de los inversores apuestan por la oportunidad y el crecimiento, no para mantener a flote una empresa que alguna vez fue rentable. ¿Puedes articular tanto tus fundamentos como tu visión? Vale la pena trabajar con asesores previos a la inversión para analizar todos los aspectos, aclarar tu posicionamiento y definir tus metas.
Una vez hecho ese trabajo y si decides que, como dice otro clásico, Money, That’s What I Want (dinero, eso es lo que quiero), es momento de hablar de dinero en serio.
Existen distintos tipos de inversores según el enfoque, la etapa en que entran y el nivel de involucramiento. En una sesión de Cartoon Business el año pasado, Pierre De Fouquet, cofundador de Iris Capital, recomendó a las compañías de medios centrar sus esfuerzos en fondos de private equity (PE), más que en venture capital (VC) o inversores ángeles, y subrayó que comprender la dinámica del mercado de inversión es crucial.

También hay oportunidades tempranas. Hasham Khan, fundador de ABP Advisory, especializada en asesoría a empresas de contenidos, afirma: “Hay margen de inversión para ejecutivos que dejaron broadcasters u otros grupos de medios y lanzaron su propia productora, incluso en etapa pre-revenue. Idealmente, con un primer encargo o un slate atractivo de desarrollo. Por ejemplo, recientemente asesoré a Phil Barantini, director del éxito global de Netflix ‘Adolescence’, para que aceptara inversión en su naciente productora, IAMU Productions”.
Los inversores ángeles suelen invertir sus propios fondos en etapas iniciales, lo que también se conoce como seed finance, y muchas veces ofrecen un involucramiento personal y mentoría. Es el caso de ‘Dragons’ Den’. Los VC también invierten temprano, pero en startups más avanzadas, generalmente tecnológicas, con fundadores visionarios y planes de escalamiento rápido. Sus fondos son gestionados, cuentan con equipos de analistas y suelen involucrarse de forma estratégica. Los inversores ángeles suelen ser más pacientes y aceptar retornos modestos a largo plazo, mientras que los VC buscan retornos altos en plazos más cortos.
Los fondos de PE suelen enfocarse en pymes con trayectoria comprobada y equipos con experiencia, es decir, productoras con cierto éxito y varios encargos. Según Khan: “Todavía hay apetito e inversión disponible, especialmente si tienes IP probada y demostraste que puedes conseguir renovaciones o cerrar acuerdos de licensing. Este año asesoré a un fondo de private equity europeo para realizar inversiones importantes en TV. Ya hicimos la primera adquisición de una productora grande y buscamos construir un grupo paneuropeo en scripted, unscripted y animación”.
Los fondos de PE generalmente toman una participación mayoritaria, un asiento en el directorio y se involucran de manera activa en la supervisión, lo que significa que debes estar dispuesto a ceder control y aceptar cambios.
Estos fondos buscan crear valor a largo plazo mediante cambios operativos, que pueden incluir reestructuración, redefinición de la oferta o integración con otras compañías de su portafolio. Por eso es clave asegurarse de que su visión coincida con la tuya. Exigen gran volumen de información, más reuniones de directorio y mayor nivel de rendición de cuentas.
Si no cumples o necesitas más liquidez, estos actores pueden aumentar su participación o imponer condiciones con tasas de interés altas, e incluso reemplazar a quienes no entreguen resultados. Sin embargo, la inversión suele ser mayor, ya que se necesita más capital para ejecutar planes de crecimiento ambiciosos en plazos de tres a cinco años.
Una forma de pensarlo: es como comprar una casa para invertir en lugar de tener una casa propia. Como dueño, decoras y adaptas tu hogar a tu gusto y para el largo plazo. Como inversor, las decisiones se rigen por el retorno y un calendario de salida. Tu inversor de PE es lo segundo: se preocupa únicamente por la rentabilidad y el retorno a sus propios inversores. Y si algo falla, como un retraso en las comisiones que afecte tu flujo de caja y tu Ebitda, actuarán con decisión.
Como en toda operación financiera, la investigación y la preparación son clave. A menudo los fundadores desconocen el valor real de su empresa o cómo calcularlo. Allí es fundamental el consejo experto para llegar a una valoración realista y preparar el pitch. Debes tener tu narrativa clara y convincente. Siguiendo con la metáfora inmobiliaria, tu “casa” debe estar en orden y lista para mostrarse. Y, con suerte, el inversor verá al entrar un proyecto con potencial de desarrollo.



















