¿Qué frena al estímulo que reclama el audiovisual mexicano?

Andrés Suárez 27-06-2025 ©cveintiuno

Se puede dar por hecho que México no contará con un estímulo a la producción audiovisual nacional durante lo que resta de 2025. Y la expectativa para 2026 es apenas moderadamente optimista. ¿Qué sucede y cómo reacciona la industria?

Rodaje de la serie ‘Un buen divorcio’, de ViX

El pasado 9 de mayo la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, anunció una inversión de 268 millones de pesos (US$ 15,7 millones) para la remodelación de los Estudios Churubusco.

Y siguiendo con su promesa de impulsar a la industria audiovisual, la mandataria aprobó un incremento del 16,43% al presupuesto del EFICINE (Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica Nacional), que tendrá ahora 115 millones de pesos mexicanos (US$ 5,91 millones) para repartir entre producción cinematográfica y distribución.

El EFICINE es, sin embargo, uno de los dos únicos estímulos al audiovisual que tiene México junto al FOCINE (Programa de Fomento al Cine Mexicano).

Y ambos están diseñados exclusivamente para apoyar a proyectos cinematográficos.

El resto del sector audiovisual, que incluye series, publicidad y proyectos extranjeros, sigue en la incertidumbre. Y la conversación para impulsar nuevos estímulos está actualmente estancada.

Avelino Rodríguez

Es que a diferencia de países como Colombia, España o Uruguay, México sigue sin contar con incentivos nacionales a la producción audiovisual, pese a los reclamos, e intentos, de su industria.

Desde el sector privado, de hecho, distintas agrupaciones han trabajado durante los últimos años para conseguir un estímulo fiscal que cumpla con la demanda histórica del sector, pero la situación ha resultado más lenta y compleja de lo que inicialmente se esperaba.

Los tiempos legislativos, la falta de consenso gremial y el rezago en políticas públicas han frenado avances significativos y, aunque muchos tenían sus esperanzas puestas en este nuevo gobierno, ya se da por hecho que México no contará con un estímulo a la producción audiovisual nacional durante lo que resta de 2025.

Y que, con suerte, los avances se podrían ver recién para 2026.

Uno de los principales promotores del estímulo ha sido en ese sentido Avelino Rodríguez, quien recientemente concluyó su gestión como presidente de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine).

Durante su mandato, Rodríguez impulsó la creación de comisiones internas dentro de la Cámara y promovió un enfoque integrador para la industria audiovisual más allá del cine tradicional.

“Desde el gobierno se tiene una segmentación enfocada solo en el cine, pero en la práctica la producción incluye plataformas, series y contenidos híbridos que no siempre caben en los marcos institucionales existentes”, señaló Avelino Rodríguez en entrevista con Cveintiuno.

Las conversaciones formales entre la industria y el gobierno comenzaron en enero de 2023, con un primer acercamiento a la Secretaría del Trabajo. Desde entonces, se realizaron encuentros sucesivos con productores, académicos y representantes institucionales.

Canacine organizó incluso una serie de encuentros de producción, que buscaba juntar a todos los actores en la industria y fijar una postura en común, algo que sin embargo no fue posible.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum

Y en junio de 2024 se instaló una comisión formal para trabajar en el diseño del incentivo, con estudios profesionales sobre el impacto económico y fiscal de la medida.

Los resultados preliminares de los estudios realizados, primero por la consultora internacional creativa Olsberg SPI, y luego por Oxford Academics, dieron un margen estrecho para la implementación de un estímulo nacional: un rebate de un solo digito (entre el 1 y el 9%), muy alejado del 25% que un sector importante del gremio audiovisual esperaba.

Esto derivó en un quiebre entre partes del sector audiovisual mexicano, que veían con escepticismo los contrastes entre los datos arrojados por los estudios y lo que se decía desde otros territorios o desde expectativas infundadas.

“Llegué a escuchar números sobre un incentivo que llegaría hasta un 36%, también escuché a productores que decían que, en Colombia, las empresas que tienen incentivo fiscal y formalización llegan a necesitar hasta 60 contadores, o sea 1,5 contadores por persona. O que si se actualiza el tema laboral no podías aspirar a fondos públicos en EFICINE por no pagar nominas”, comentó Rodríguez.

El descontento de algunos productores aumentó cuando la discusión sobre la formalización laboral en el sector derivó en que cualquier posible incentivo estaría ligado a condiciones de contratación y cumplimiento fiscal.

Así, frente a la parálisis federal, algunos gobiernos estatales ya han venido tomado la iniciativa.

El caso más destacado es el de Jalisco, que lanzó un programa de incentivos que cuenta con un fondo de US$ 9,1 millones (150 millones de pesos). Y los resultados han sido alentadores.

“En Jalisco hay un gobierno que estaba trabajando en agilizar lo más posible el bienestar inmediato para sus habitantes, y encontraron una discusión de trasladar la industria cinematográfica también a economía y turismo. Salieron con un dinero, vieron que se multiplicó su inversión por seis, y entraron en un círculo virtuoso que le da competitividad frente a la ciudad de México”, aseguró Rodríguez.

Lanzamiento de Filma Jalisco, el cash rebate que ofrece el estado de Jalisco

Baja California y Durango son las otras entidades del país que actualmente otorgan un apoyo a las producciones internacionales, en su caso, otorgando apoyos en especie en locaciones, hospedaje y transporte.

Ambas trabajan, al igual que la capital del país (CDMX), en la creación de su propio estimulo estatal.

Ese tipo de competencia entre entidades federativas podría convertirse en una ventaja estructural si se articula correctamente, argumenta el exdirectivo de Canacine poniendo como ejemplo el caso de Estados Unidos.

“Georgia, Nueva Jersey y Nueva York compiten dentro de Estados Unidos. Lo mismo podríamos hacer aquí”, agregó.

Mientras tanto, la identidad cultural frente al crecimiento de producciones extranjeras ha sido uno de los debates más sensibles que la conversación ha propuesto.

Algunos sectores creativos temen que un posible incentivo fiscal transforme a México y a su industria audiovisual en una simple fábrica de contenidos para plataformas internacionales.

“Si fomentas la inversión extranjera, inevitablemente van a ser las grandes plataformas quienes inviertan. ¿Es bueno o malo? Es inversión y eso es derrama económica”, argumenta Rodríguez.

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