Desde 1996, el estudio jurídico CQS/FV es pionero en la profesionalización y crecimiento de la industria de medios y entretenimiento en Brasil. Con experiencia y trabajo desarrollado a lo largo de más de dos décadas, CQS/FV cuenta con la excelencia y el dinamismo necesarios para hacer negocios y ejecutar proyectos de forma moderna y única desde su creación.
Maurício Fittipaldi: “Hoy las necesidades de copyright clearance están al mismo nivel que las de calidad de producción”
Con más de 20 años de experiencia en el sector, Maurício Fittipaldi, socio del despacho de abogados brasileño CQS/FV, comenta los principales desafíos para el audiovisual latinoamericano y analiza buenas prácticas internacionales que la región debería imitar.
Como estudio de abogados con especialización en audiovisual, la firma brasileña CQS/FV trabaja para todos los players de la industria, desde plataformas de streaming a productores, distribuidores de cine y talentos. A lo largo de los años ha estado involucrado en producciones brasileñas para todos los streamers, con títulos como ‘Desperate Lies’ (Netflix), ‘Ciudad de Dios’ (Max), ‘DNA del Crime’ (Netflix) o ‘Rio Connection’ (Globoplay).
A su vez, CQS/FV ha colaborado también en proyectos internacionales, sobre todo en Latinoamérica. “Estamos armados para apoyar una producción audiovisual en todas sus etapas”, asegura su socio, Maurício Fittipaldi.
¿Cuál es el mejor momento para incluir a un estudio de abogados en el desarrollo de un proyecto y qué pueden aportar?
Siempre es mejor entrar en un proyecto cuando se está empezando, porque ahí se lo puede apoyar y evitar problemas que se manifiestan mucho tiempo después. Nosotros estamos armados para apoyar producciones en la etapa de desarrollo inicial, sea con los contratos y garantizar que la producción tiene los derechos, como en aspectos de copyright clearance. Eso lo trabajamos mucho y es un aspecto muy importante que se está desarrollando en muchas partes del mundo.
¿Dónde crees que están hoy las principales oportunidades para los productores de Iberoamérica?
En estructurar modelos de negocio más complejos y más creativos. Lo que ha pasado en la industria es que estamos saliendo de un período de las llamadas streaming wars, en las cuales hubo mucha inversión y mucha producción de contenido bajo una estructura más sencilla como son los originales. Y lo que está pasando ahora es que hay una valoración técnica de la inversión en producción de contenido. O sea, los riesgos son más grandes y hay mayor cuidado por parte de los inversores y de los productores en lo que van a invertir.
Por eso creo que en el corto plazo va a haber mucho más interés en la financiación de producciones con múltiples inversores bajo modelos de coproducción, sean nacionales o internacionales, porque así se multiplican los mercados y se facilita la monetización. Considero que este es el camino para los próximos años: más negocios internacionales, contenidos que puedan viajar y que se puedan vender en múltiples territorios.
Sin embargo, la coproducción internacional no es fácil. ¿Por qué crees que cuesta tanto coproducir entre Europa y América Latina?
La principal diferencia es que en Europa los mecanismos de financiación son más pragmáticos, en el sentido de que son fondos de inversión públicos o que se direccionan a través de broadcasters o canales de TV paga.
Además, lo que hemos visto en los últimos años es que los cash rebates están ganando mucha importancia en el mercado europeo. Los datos son impresionantes, pasaron de un 10% al 23%. Hoy no se puede hacer una producción en Europa y no intentar acceder a los cash rebates.
Si miras a España, ha avanzado mucho en este aspecto y por eso se ha convertido en un hub importante. Pero si ves países como Brasil, México, Italia o incluso Francia, tienen regulaciones muy restrictivas y difíciles que complican las producciones. El desafío es adecuar las reglas y los mecanismos de financiación nacionales con estos estándares de mercado global.
¿Y qué aporta contar con un estudio de abogados para acceder a esas oportunidades?
En muchas partes del mundo lo que se ha visto es una elevación de las exigencias en términos de calidad de producción y de calidad de operación en las producciones. Desde nuestro punto de vista como abogados en este sector, uno de los principales retos es dar a nuestros clientes un servicio que tenga propiamente un estándar internacional.
Eso va a ayudar mucho en esta nueva etapa en la que las coproducciones internacionales van a tener más espacio.
Porque la mentalidad de los compradores de las plataformas y canales hoy es: necesito tener muy buenos productos que resuenen con la audiencia y al mismo tiempo bajar mi riesgo y mis costos. Por lo tanto, si llevas al mercado internacional un proyecto que ya está semifinanciado por un canal o plataforma local, los riesgos son mucho más bajos y el interés va a existir. Esa será la tónica para los próximos años.
¿Cuáles son los desafíos más habituales con los que se acercan los productores a CQSFV?
Principalmente todo lo relacionado al copyright y, sobre todo, la nueva parte del retener los derechos, los “holding rights” para las diferentes producciones.
En estos últimos años en que hubo mucha inversión, especialmente de los streamers, se ha elevado la necesidad de productores internacionales y eso ha puesto en un mismo nivel las necesidades en términos de copyright clearance y de calidad de producción.
¿Y cuáles son los retos más frecuentes a los que se enfrenta CQSFV en este terreno?
Querer llegar a tener el estándar sin realmente tenerlo y tener que modificar la estructura o ciertas cosas más legales que permitan ese juego. Los países deben entender que sus políticas públicas nacionales tienen que estar en línea con los estándares globales.