Tras los devastadores efectos de los recientes terremotos, la industria de la TV en Turquía no solo ha vuelto a los rodajes, sino que ha logrado conquistar nuevos mercados. Pero ¿qué impacto podrían tener las elecciones de este domingo?
En febrero, dos potentes terremotos mataron a más de 50.000 personas y lesionaron a más de 100.000 en la región central y sur de Turquía, además de las regiones norte y oeste de Siria. Se estima que los terremotos impactaron directamente en las vidas de 26 millones de personas entre los dos países.
Números tan enormes son difíciles de dimensionar y no reflejan la verdadera tragedia, definida por la Organización Mundial de la Salud como una de las peores calamidades europeas de los últimos 100 años, al haber reducido a escombros a varias ciudades.
Y aunque Estambul no se vio afectada esta vez, entre sus habitantes flota la sensación de que es una cuestión de tiempo para que un terremoto impacte en la capital turca en los próximos 10 años. Dado que Estambul es la sede de la mayoría de las compañías y rodajes audiovisuales, un escenario así tendría enormes consecuencias para la industria de la TV en el país.
“No es un rumor, es algo que sucederá”, dice Ekin Koyuncu, exdirectora ejecutiva de Kanal D International y actual directora de Distribución y Alianzas de OGM Universe, el nuevo brazo de ventas de OGM Pictures, productora de ficciones turcas como ‘Chrysalis’, ‘Golden Boy’ y la recientemente lanzada ‘Miracle of Love’.
Y si durante la pandemia de Covid-19 las cámaras en Turquía continuaron grabando mientras en otros lugares del mundo las producciones se cancelaban, en el caso del terremoto la situación fue diferente ya que los ingresos por publicidad cayeron en picada tras la decisión de los anunciantes de retirar sus publicidades durante las tres semanas de duelo nacional.
Koyuncu sugiere además que un sector de la audiencia puede haber reaccionado negativamente hacia los broadcasters progobierno debido a la falta de cobertura periodística sobre la inadecuada respuesta ante el terremoto.
Esto, a su vez, puede haber causado que estas audiencias se pasasen a servicios de streaming y a redes sociales. En las últimas semanas, sin embargo, “poco a poco” la confianza ha comenzado a ir en aumento, comenta la ejecutiva.
En marzo se retomaron los rodajes y los dramas turcos han vuelto a emitirse. Mustafa Ilbeyli, director de Publicidad y Ventas del broadcaster público TRT, señala que las ganancias y los ratings se han recuperado y que “todo ha vuelto a sus carriles” en cuanto a los cronogramas de filmación.
Algo milagroso, dadas las circunstancias, es que la línea de producción de dramas turcos no se verá gravemente afectada por el terremoto, aunque los ejecutivos comentan que quizás se produzcan menos horas en comparación con otros años.
“Se enlentecerá un poco en cuanto a episodios al final de la temporada, pero creo que eso no afectará de manera significativa a los compradores internacionales en cuanto a contenidos terminados”, dice Robert Zara, Chief Operating Officer de la distribuidora Calinos Entertainment, que se encuentra comercializando series como ‘Adim Farah’ y ‘Twisted Lives’.
Zara también ve con buenos ojos las ventas de formatos como recurso para compensar cualquier pérdida potencial de ingresos, como es el caso de la adaptación de algunos programas de Calinos como ‘That’s My Life’ (Rumania, cuarta temporada), así como ‘Dila’, ‘The Bitter Life’ y ‘Starlust’, que tienen adaptaciones en camino en América Latina.
Las ventas de latas aún son la principal fuente de ingresos de la compañía basada en Estambul, pero Zara comenta que las ventas de formatos están creciendo y actualmente representan el 20% de sus ingresos comerciales, mientras que hace 12 meses ese número representaba la mitad.
Tradicionalmente, América Latina, CEE y MENA, así como partes de Asia, han sido terrenos fértiles para los distribuidores turcos luego del éxito global de ‘Las mil y una noches’. Sin embargo, este flujo se interrumpió a partir de una prohibición del contenido turco impuesto por broadcasters de Medio Oriente en medio de la tensión política entre Arabia Saudita y Turquía entre 2018 y 2022.
Una popular serie de Star TV titulada ‘Golden Boy’, producida por OGM Pictures y distribuida por Eccho Rights, frenó el bloqueo en Medio Oriente el año pasado al ser adquirida por el grupo MBC.
La serie continuó rompiendo barreras, luego de que en marzo se convirtiera en el primer drama turco en ser licenciado por un grupo de TV abierta de Finlandia (MTV Oy) y por un broadcaster comercial en Suecia (TV4), un hito muy celebrado por los ejecutivos turcos.
‘Golden Boy’ fue la serie más vista de 2022 en Turquía y continúa posicionada como el drama número uno en el país semana a semana, según Eccho.
La serie, que Koyuncu describe como “un melodrama muy tradicional” y que es protagonizado por Afra Saraçoglu, Mert Ramazan Demir y Çetin Tekindor, cuenta la historia de dos hermanas que se enamoran del mismo hombre.
“Es una muy buena noticia. Los nórdicos tienen grandes producciones, principalmente series oscuras y de crimen. Su cultura es muy distante de la nuestra, a diferencia de América Latina, los Balcanes y Medio Oriente, que presentan muchas semejanzas, lo cual permite que sea más fácil traducir nuestras series hacia esas culturas”, agrega Koyuncu.
La directora de Drama Turco de Eccho, Handan Özkubat, considera que las ventas a Finlandia y Suecia están relacionadas con la calidad del contenido, que ha sido licenciado a más de 35 territorios en menos de seis meses desde su lanzamiento, incluyendo España (Atresmedia), Chile (Mega) y Rumania (Antena 1/Happy Channel).
‘Golden Boy’ pertenece a una de las dos categorías bien distintas de dramas que se están produciendo actualmente en Turquía. La primera es la que Zara denomina como el “estilo telenovela”, que aplicaría a todos los títulos mencionados hasta ahora en este artículo.
Conservadoras, producidas en (muy) altos volúmenes, orientadas a mujeres y audiencias mayores, y con guiones enfocados en temas familiares, de amor y de venganza.
La segunda es lo que Zara llama el “estilo occidental”. Se trata de series encargadas por plataformas de streaming como Netflix, Disney+ o Amazon en línea con contenidos adquiridos en otras partes del mundo: grandes presupuestos, temporadas más cortas, orientadas a audiencias jóvenes y con foco en géneros como la ciencia ficción.
“Todo este contenido refleja el poder y el potencial de nuestra industria”, dice Zara. Koyuncu coincide, ya que su compañía se convirtió en la primera del país en producir para streamers internacionales.
“‘Another Self’, serie que produjimos para Netflix, aborda un tema de nicho que difícilmente pueda llevarse a la pantalla lineal de un broadcaster. Sin embargo, en plataformas no lineales está funcionando muy bien con audiencias globales más jóvenes, ya que en OTT se puede ser más fresco y probar con nuevos géneros”, asegura Koyuncu, que pone también como ejemplo ‘Into the Deep’ (‘Yakamoz S-245’), un título de ciencia ficción apocalíptica, género hasta ahora inexplorado en Turquía.
Pero Koyuncu destaca que los broadcasters locales también están dispuestos a desviarse de las fórmulas de éxito comprobado, como es el caso del drama psicológico ‘The Red Room’, producido por OGM para TV8 y que en sus palabras tiene “un estilo innovador, difícil y no lineal”.
Özkubat cree que los dos estilos son perfectamente complementarios y que las inversiones de los streamers ayudan a desarrollar nuevos talentos e impulsar un ecosistema beneficioso para los broadcasters locales. Además, las series tradicionales producidas por los canales turcos siguen vendiéndose bien en el exterior, al tiempo que los streamers contribuyen a consolidar la reputación de la ficción turca a nivel internacional.
Con ese objetivo, Eccho Rights adquirió recientemente 240 episodios de ‘Endless’, serie diaria producida por Süreç Film que logró vender a Achla TV en Israel y a Happy Channel en Rumania en vísperas de su estreno en Turquía en Kanal 7 en marzo.
“Las series diarias turcas se han convertido en una opción sumamente atractiva para broadcasters que buscan ficciones longevas con capacidad de generar ratings altos de manera recurrente, tanto en las franjas vespertinas como en prime time”, dice Özkubat.
Otra empresa que va por el mismo camino es Global Agency, cuyo fundador, Izzet Pinto, asegura que la ficción turca continúa con su evolución tanto en la pantalla de broadcasters como de streamers.
El veterano de los formatos televisivos resalta la reciente ficción de Global Agency ‘One Love’, la cual se pregunta qué sucedería si el hijo de una familia conservadora y la hija de una madre moderna se enamorasen y pusieran en evidencia los conflictos existentes entre conservadores y liberales en Turquía.
“La serie muestra los conflictos entre dos familias distintas, las diferencias culturales y sus esfuerzos por adaptarse. Aborda de manera abierta y valiente un tema que nunca antes se ha explorado en Turquía. Viene teniendo un éxito que aumenta semana a semana y creo que tendrá una respuesta fantástica en todo el mundo”, dijo Pinto, que comenzó su compañía como una agencia de venta de formatos.
En ese sentido, el ejecutivo reveló que Global Agency tiene en su pipeline la adaptación en México de uno de sus contenidos más icónicos: ‘Las mil y una noches’.
Un aspecto que ha desajustado las relaciones de algunas compañías turcas con la industria televisiva internacional es la relación comercial mantenida con empresas rusas luego de la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022.
Es un hecho poco sorpresivo, ya que el gobierno turco aún no ha impuesto sanciones a Rusia por el conflicto.
“Donde sea que vayamos, queremos llegar con nuestros productos de forma económica, además de fortalecer nuestros lazos con cualquier país del mundo. Estamos al servicio de la gente, y la gente necesita su entretenimiento. No se trata de relaciones políticas o gubernamentales”, afirma Ilbeyli.
Y ahora, ante la inminencia de la segunda vuelta en las elecciones de Turquía este domingo 28 de mayo, muchos se preguntan qué podría pasar con la industria de la TV local.
La votación enfrenta al opositor Kemal Kilicdaroglu con el presidente actual Recep Tayyip Erdogan, en el poder desde hace 20 años. A juzgar por los resultados de la primera vuelta, y el reciente apoyo del ultranacionalista Sinan Ogan a Erdogan, todo indica que el actual presidente conservaría el poder.
Un improbable triunfo de la oposición, argumentan algunos, podría abrir al país a nuevas temáticas menos conservadoras. Un triunfo de Erdogan, en tanto, dejaría las cosas tal cual están.
De una manera u otra, si hay algo en lo que sí está de acuerdo toda la industria de la TV de Turquía es en que no hay gobierno, viejo o nuevo, que quiera poner en riesgo la joya de la corona que representa la industria de la ficción turca como actividad económica.
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