El ahorro de tiempo y dinero al utilizar inteligencia artificial (IA) generativa está ya logrando alterar los procesos tradicionales de producción audiovisual, aseguran los cofundadores de The Future Studios, lanzada a inicios de 2024 como “la primera productora 100% IA de Brasil”.
“Es todo tan nuevo, que solemos decir que un mes en IA equivale a un año en la vida real; y, al mismo tiempo, la persona que tiene más experiencia con IA generativa en el área audiovisual no tiene más de un año de experiencia”, comenta uno de los socios, Cacau Moraes.
The Future Studios se especializa en IA generativa, aunque, en la práctica, su principal tarea viene siendo “apagar incendios” en la industria audiovisual.
“Nuestro modelo de negocio está orientado a cubrir problemas que vemos en la industria y uno de ellos, inevitablemente, son los plazos”, dice Moraes.
Hasta el momento, el principal diferencial es que la IA permite adelantar tareas hasta ahora consideradas propias de la posproducción, resolviéndolas ya desde la pre.
“El gran diferencial económico, de tiempo y dinero, es poder traer la posproducción a una fase inicial. Eso implica poder testear cosas antes del rodaje, lo cual nos permite tener una película montada antes de empezar filmar”, agrega Baepi Pinna, también socio de The Future Studios.
De esta forma, en la preproducción ya es posible saber qué escenas demandarán cámara y cuáles no, adelantar definiciones de planos y componentes visuales para “optimizar” los días de rodaje haciéndolos “más baratos y ágiles”, lo cual también se aplica al proceso de finalización.
A su vez, los productores se preocupan en expresar que hay un componente humano (aún) dominante en el trabajo que hacen.
“La tecnología actual no te va a entregar todo lo que la forma tradicional de producción entrega. Es una ilusión creer que basta un prompt para obtener el resultado final y enviarlo al cliente. Aunque quizás pueda suceder un día, hoy no es real”, afirma Moraes.
Si bien la productora, que trabaja con diversos anunciantes y está recibiendo muchas consultas de productores audiovisuales, realiza proyectos sin uso de cámaras, lo más común es que sea un “modelo híbrido”: aunque se apoyan en la IA generativa para acortar los tiempos, siguen contando con un “equipo gigante” para componer imágenes con herramientas como VFX o Photoshop.
“Los clientes aún se están adaptando. Muchas marcas se resisten a usar IA en sus producciones por miedo a las críticas que puedan impactar negativamente en su imagen por no usar actores, por ejemplo, y que parezca que lo han hecho solo para ahorrar dinero. También hay áreas grises en cuanto a la propiedad intelectual que alejan a muchos clientes, porque no se sabe qué consecuencias legales pueden tener”, explica Moraes.
Estas “áreas grises” incluyen la canibalización de insumos protegidos por propiedad intelectual que hoy están siendo utilizados para el entrenamiento de herramientas como Midjourney o Sora, el último desarrollo text-to-video de OpenAI, aún en fase de pruebas.
“Hay servicios como Shutterstock o Getty Images que están entrenando IA respetando sus propias licencias, pero es inevitable que Midjourney, que se entrena con todo lo que está disponible en internet, sea mucho mejor. Y es difícil decirle a la herramienta que desaprenda y comience de nuevo”, dice Moraes.
“La responsabilidad queda a cargo de una tríada: la startup que hace la tecnología a ser entrenada, los productores de contenido y los publishers. Hoy, en YouTube, que es el mayor publisher del mundo, hay que notificar que tu contenido tiene contenido ‘alterado’ al momento de publicarlo”.
En cuanto a su toolkit de IA, The Future Studios trabaja diariamente con herramientas text-to-image como Midjourney (cuya versión 7 será la próxima a lanzarse) y Leonardo, text-to-video como Runway, Hyper, Pika Labs y Adobe Firefly, además de entrenar sus propios Large Language Models (LLA) para diversos usos como asistencia en guiones y redes sociales, siendo el más conocido el ChatGPT de OpenAI.
“Creemos que el proceso de producción de películas se hará más rápido. Yo demoraba un año en escribir un guion de largometraje y hoy podría hacerlo en dos meses. Esta optimización del tiempo vale para toda la cadena de valor audiovisual. Hoy, logramos posicionarnos y varios estudios grandes nos están pidiendo consultorías para saber cómo posicionarse estratégicamente”, concluye Pinna.
