El aumento de la producción de series en Iberoamérica ha acelerado un boom por la adaptación de libros en la región. E impulsando esta tendencia aparece la compañía española Scenic Rights, liderada por Sydney Borjas, quien se ha convertido en una figura clave para entender las adaptaciones literarias en toda Iberoamérica y uno de Los 100 de Cveintiuno.
Aunque como tendencia es tan vieja como el cine y la televisión, no se puede negar que Iberoamérica vive en los últimos años una explosión de adaptaciones literarias a series de ficción.
‘Hernán’, ‘La cocinera de Castamar’, ‘Dime quién soy’, ‘Inés del alma mía’, ‘El último rey: el hijo del pueblo’, ‘Patria’, ‘Nasdrovia’, ‘De brutas, nada’, ‘Santa Evita’ o ‘La templanza’ son apenas algunos ejemplos de una larga lista de proyectos literarios ya adaptados a la TV.
Y ‘Reina roja’, ‘La novia gitana’, ‘Los artistas’ o ‘Toda la sangre’ son un puñado de los proyectos en camino también basados en libros.
Detrás de varios de estos acuerdos hay un nombre que se suele repetir: Scenic Rights.
La agencia de gestión de derechos teatrales y audiovisuales fue fundada hace más de 20 años por el Grupo Focus en España, pero tiene presencia en toda Iberoamérica. De hecho, el 70% de sus operaciones llegan hoy del mercado internacional.
El volumen de trabajo de Scenic Rights es un buen termómetro de lo que está sucediendo. En 2015, la compañía apenas licenciaba 15 derechos literarios al año para ser adaptados en TV. En 2021 esa cifra ascendió a los 100.
“Es una media de dos proyectos y pico a la semana”, destaca Sydney Borjas, CEO de la compañía, un ejecutivo que dada su posición privilegiada en medio de plataformas, productoras y pantallas y el impulso que le está dando a la adaptación de libros, podcasts y obras teatrales en América Latina y España se posiciona como uno de los Líderes de negocio de Los 100 de Cveintiuno.
Otro reflejo es el propio crecimiento de Scenic Rights. En 2015 contaba solo con tres empleados. Hoy ya son 15 distribuidos en oficinas en Madrid, Barcelona, Los Ángeles, México y Praga.
En total, Scenic Rights cuenta con 230 licencias activas entre España, América Latina, Estados Unidos, Inglaterra y Francia en diferentes fases de desarrollo.
“El 80% están bajo cláusulas de confidencialidad”, lamenta Borjas, aunque enumera algunos de los títulos que sí son públicos a la fecha, como ‘Los Farad’ para Amazon, ‘Las viudas de los jueves’ para Netflix, ‘Elena sabe’ para Netflix, ‘Los artistas’ para ViX+, ‘Tan veloz como el deseo’ junto a Buendía Estudios, ‘Zorras’ con Atresmedia, ‘Reina roja’ para Amazon, el remake de ‘Nosotros los nobles’ para Netflix (basada en el libro ‘El gran Calavera’), ‘Como agua para chocolate’ para una importante plataforma aún no anunciada, ‘Zafiros en la piel’ con Jaque Content y Alebrije, y hasta ocho proyectos en marcha con Warner Bros. Discovery.
“La adaptación de libros a series es como una epidemia”, bromea. Y razón no le falta ya que fue justamente el Covid el que aceleró el fenómeno en la región.
“En 2020 el Covid hizo que la gente leyera más, analizara más. Hubo un trabajo más in house en análisis de contenidos, porque había unas limitaciones de producción física, y eso provocó un gran aumento de nuestras ventas”.
Un libro, un activo
Para Borjas, además del Covid, uno de los factores determinantes que está impulsando la compra de derechos literarios es el hecho de que un libro suele ser mejor inversión que un desarrollo.
“Cuando uno adquiere un libro, está adquiriendo un activo. Un desarrollo es un pasivo, es un gasto. Un libro al final es una inversión que le da mucho cimiento a la cadena de derechos y a la propiedad. Además, ya viene con tramas y personajes desarrollados y la adaptación es un proceso más controlable en cierta forma”, opina.
“Si tú tienes un buen libro, no necesariamente te tiene que salir un buen proyecto, pero sí puedes tirar ese mal proyecto y pedir que salga otro. O puedes coger el proyecto, dormirlo y a los dos años reactivarlo e intentarlo de nuevo. No has tirado todo el esfuerzo y toda la inversión por un desagüe sin retorno. Con un libro tienes una propiedad, no estás metiendo dinero en hacer un dossier que después lo tienes que tirar a la basura si no funciona. Al final, los derechos del libro siempre los vas a tener ahí o de última los puedes traspasar”, agrega.
Otro de los factores es la lucha por el IP como el gran valor diferencial de productoras y pantallas.
“¿Dónde está el valor diferencial hoy en día en este mercado? En el IP. Lógicamente es clave el tener un buen director, unos buenos actores y el ser un estudio confiable y serio, pero sobre todo lo que te diferencia es el IP con el que estás en el mercado. Si tú vas al mercado con una saga, o un súper best-seller que ya tiene a las audiencias predispuestas positivamente, pues tienes un valor diferencial al lado de la competencia”, explica.
Según Borjas, además, dado el abaratamiento de los equipos y las técnicas digitales, crear un buen estudio o una productora es infinitamente más barato que hace algunos años. “¿Dónde está entonces el valor? En la inteligencia que acumules. En buenos profesionales de contenidos, en buenos productores ejecutivos creativos que entiendan el mercado y sepan leer las necesidades de los players y sobre todo en qué materia prima tienes. ¿Y cuál es la materia prima? Una buena historia. Una buena novela de terror, YA, romántica…”, argumenta.
Algo está cambiando
Las adaptaciones literarias existen “desde que el cine es cine y desde que la televisión es televisión”. Pero en Iberoamérica algo está cambiando.
“Ahora está pasando algo que no pasaba antes y es que estamos firmando acuerdos de first-look de autores con plataformas. En un mismo año hemos firmado el de Juan Gómez-Jurado con Amazon y el de María Dueñas con ViX+. Y ahora mismo estamos negociando varios acuerdos de este tipo con reconocidos autores y plataformas”, revela Sydney Borjas.
“Esto es algo que era muy estadounidense y ahora está pasando en la industria en español. Con 500 millones de hispanoparlantes lógicamente nos hemos convertido en un objetivo estratégico de audiencias, y las plataformas están intentando fidelizar sus audiencias con autores-marcas”, añade.
A todo esto, suma un cambio de paradigma: hoy las producciones en idioma local viajan por todo el mundo. Y en América Latina y España los niveles de producción ya están al mismo nivel que los de cualquier producción internacional. “Pero el problema está en las historias y el alcance de esas historias”, señala. Y ahí es donde un buen libro tiene aún más valor.
En cuanto a géneros, Scenic Rights es otro gran indicador de las tendencias que vendrán. Otro apartado donde también ha habido cambios. Y donde, una vez más, el Covid tuvo su que ver.
“Antes del Covid se buscaba un poco lo de siempre, como un buen thriller. Pero el romance o la comedia no tenían mucha demanda. Y de pronto todas estas historias luminosas pegaron un salto. Todo lo que es comedia romántica, incluso melodrama. Nos piden mucho ese género. Todo lo que es romántico, Young Adult o todo lo que esté enfocado a audiencias Millennial y Z es estratégico”, asegura.
“El terror ha vuelto también, pero es complicado encontrar buenas novelas de terror”, agrega. ¿Y la ciencia ficción? “Es más compleja. Tiene el mismo problema que las novelas históricas, porque llevan una serie de recursos de producción muy grandes. Pero hay historias de ciencia ficción más ‘grounded’ que se están haciendo y que están muy bien y no conllevan meses de efectos especiales, creación digital, etc. Pero es cierto que es más minoritario”, termina.