En su segunda columna mensual para C21, la experimentada ejecutiva de formatos Siobhan Crawford examina la habitual lucha entre los grandes grupos de producción y los indies en el universo Formatland.
Siempre seré parte de la familia Banijay. Una vez que eres Banijay, de algún modo lo eres para siempre. Fueron y siguen siendo personas especiales que me dieron algunos de mis años profesionales más felices.
Pero Banijay es también un gigante en la industria, un gigante que con su mera existencia hace la vida de los productores independientes más difícil. Para Banijay conseguir luces verdes es fácil, y su escala y tamaño implican influencia y ventajas estratégicas. Podríamos hablar de la “humilde” Banijay de Marco Bassetti, pero en realidad estamos en un escenario de “grandes contra indies”, así que también estamos hablando de Fremantle, y en cierto punto de Warner, BBC Studios e ITV Studios, incluso de Mediawan-Leonine y tal vez de Paramount y NBC.
El panorama de M&A no muestra signos de abatimiento. Pero, en tierra de gigantes, ¿tiene que ser un “ellos vs. nosotros” o hay lugar para todos en Formatland?
Las ventajas
Los formatos tuvieron un gran momento hace ocho o nueve años. Viajaban más rápido, de forma menos estratégica y a través de varios socios. Eso pasó más o menos a la vez que Zodiak y Banijay se fusionaron y comenzó la dominancia del grupo. Desde entonces, Formatland ha sido un no parar de fusiones y adquisiciones. Y, para un indie de barrio promedio, la lección más dura fue que la Liga de la Justicia siempre será más fuerte que Spider-Man.
Los superpoderes en juego son ahora poderes colectivos:
– IP: un superpoder por sí mismo, controlar una IP establecida y sus opciones de venta (incluyendo términos y condiciones).
– Estrategia: los grupos pueden “incentivar” acuerdos con hubs estratégicos, colaboraciones y más.
– Inversión: los grupos invierten para que otros no lo hagan (o cuando otros no lo hacen) en desarrollo o ante déficits presupuestarios.
– Velocidad: con el tamaño de la máquina, sus acciones y conocimiento se mueven más rápido que la media.
Son superpoderes muy atractivos. Pueden usarse para reducir riesgo y gasto, y para solucionar los problemas de los broadcasters, lo cual genera un efecto dominó que hace que para los canales sea más fácil (por lo tanto, más preferible) trabajar con grandes grupos en el terreno de los formatos.
A su vez, he escuchado, los grupos pueden entregar una calidad casi garantizada con la que los indies no pueden competir. Puede que no te guste o que lo veas como específico del género, lo cual puede ser totalmente cierto, pero la realidad sigue siendo la misma. Un gran poder ha dado a los grupos una gran oportunidad para convertirse en los proveedores casi exclusivos de formatos unscripted a nivel internacional. Spider-Man, con todos sus poderes, sigue siendo un superhéroe de barrio.
Por ejemplo, en el dificilísimo mercado australiano de 2023, solo Banijay consiguió lanzar paper formats, con ‘The Summit and Rush’. ‘The Summit’ no tenía nada especial en su concepto (todos subimos montañas) y los ratings tampoco fueron espectaculares, pero consiguió la renovación. Luego llegó una comisión de CBS, con un mayor presupuesto, y el formato ya ha viajado a múltiples países, desarrollando incluso hubs regionales.
Fue un momento tan WTF que tuve que preguntarle a un commissioner el porqué. “Jugada inteligente”, dijeron. Imposible. Silenciosamente, el formato logró lo que los distribuidores indies sueñan: múltiples encargos directos a producción. Eso para un indie hubiera sido imposible. Ese formato no fue creado para ser un hit; fue la máquina.
La realidad de ser indie
En el mercado actual, una productora independiente puede adquirir un formato de entre seis y ocho buenas distribuidoras. El número de nuevos lanzamientos ha bajado, lo que significa que el indie puede crear desde cero, comprar títulos antiguos o competir con los peces gordos y sus grandes billeteras para adquirir los proyectos más nuevos y frescos.
Sin la misma cuenta bancaria, no pueden competir con las tarifas de opcionarlos (que normalmente superan las cinco cifras si quieres ser competitivo) y, por ende, están obligados a endulzar sus términos compartiendo su fee de producción, ofreciendo mayores mínimas garantías, duraciones o holdbacks más cortos u otras medidas del estilo.
Ten en cuenta que compartir los fees de producción se está volviendo cada vez más frecuente y es lo único que los indies no se pueden realmente permitir económicamente. También ten en cuenta que los indies deben incrementar su valor generando su propia IP si es que en algún momento quieren ser comprados.
Si no puedes permitirte comprar un formato, si no puedes generar un show de manera tan barata o cubrir un gap presupuestario, entonces puedes entender por qué un indie nórdico me dijo durante el Covid que reducir la influencia de grupos como Fremantle era la única forma de ayudarlos. Si a eso le añades que los broadcasters tienen mayor confianza en los grupos, la conclusión es clara: en el clima de hoy, ser indie es muy admirable, pero extremadamente difícil.
La oveja negra
Y los grupos siguen llegando y se siguen creando. Asacha era básicamente un recién nacido cuando lo compró Fremantle. A los grupos no parece preocuparles la superposición al adquirir nuevas compañías. Dado que casi no hay IPs establecidas disponibles, se trata de aportar al EBIDTA.
Pero, de verdad, ¿qué más queda por ver? ¿La Liga de la Justicia no tiene ya suficientes miembros? Satisfaction es un grupo al alza con un ADN unscripted específico: ¿los compra Keshet? ¿Mediawan? Y luego está North Road, que algo hará en Europa pronto, a pesar de ser una de las únicas compañías comprando productoras turcas.
Monday Group ha sido preparada (algo tarde) para ser adquirida, pero ya casi todos cuentan con empresas nórdicas (con IP). Y luego tenemos el ascenso de DPG. ¿Van a expandirse más allá de Benelux? Y ninguno de estos está mirando hacia las Américas porque, a decir verdad, con quién acaba Paramount CBS no tendrá un impacto en Formatland. Estamos hablando de grupos sin acceso a canales: son ellos los que están marcando el ritmo.
No sé a dónde se dirige el mercado. Sí sé que los indies son buscavidas, que hacen lo que mejor saber hacer, que es mantener sus cabezas gachas y buscar soluciones. Pero recordemos: son lo que nosotros hacemos de ellos. Así que, si este es el futuro que estamos creando, los broadcasters no pueden quejarse cuando les toca negociar presupuestos altísimos con los grandes grupos, porque fueron ellos quienes los convirtieron en los proveedores de formatos por excelencia.
En mi caso, voy a limitarme a observar cuál es la próxima magia que sale de los grupos. “Tonight Matthew, I’m going to be… ‘Starstruck’” (‘Shaolin Heroes’ en un mundo post ‘Cobra Kai’), porque eso sí es un superpoder real.
Y tu himno de compañía para esta vez: ‘Milkshake’ de Kelis. En serio, vete directo a Spotify.