El creador de ‘Perfil falso’ destaca la oportunidad global que brindan las plataformas para los contenidos latinoamericanos, que tienen ante sí el desafío de “darle la vuelta” al melodrama para crear una nueva mezcla de géneros capaz de enganchar a las audiencias internacionales.

Con la computadora encendida y dando los últimos ajustes al capítulo más reciente de su telenovela ‘Generación 98’ (Mega), el escritor y guionista chileno Pablo Andrés Illanes se toma una pequeña pausa del trabajo para charlar con Cveintiuno sobre el presente del audiovisual en América Latina, el rol de las plataformas y el uso de la IA, entre otros temas.
Illanes, cuya trayectoria incluye trabajos como ‘Dueños del paraíso’, ‘¿Dónde está Elisa?’ ‘Machos’, ‘Prófugos’ o ‘Alguien te mira’, se convirtió en uno de los guionistas latinoamericanos más exitosos este año con el estreno en mayo de la serie colombiana ‘Perfil falso’, que logró estar seis semanas consecutivas en el Top 10 global de Netflix y que consiguió en sus primeras dos semanas 141 millones de horas vistas que le valieron su renovación.
Hijo de actores aficionados, y fanático del género melodramático desde los ocho años (especialmente de las grandes villanas de la escritora cubana Delia Fiallo), pareciera que todo estaba escrito en la vida de Pablo Illanes.
El hoy guionista inició su carrera como escritor en el medio periodístico, pero mientras cubría para el periódico El Mercurio el famoso Festival de Viña del Mar un momento de “iluminación” lo llevó al que sería su verdadero camino
“Me mandaron a entrevistar a la primera dama de la nación para preguntarle qué le había parecido la última noche del festival. La esperé por más de una hora y cuando llegó, mis compañeros periodistas se tiraron encima y me quitaron la nota. En ese momento me iluminé y dije: no quiero hacer nunca más este trabajo. Necesito contar una historia”, comenta Pablo Illanes.
Así comenzó una larga carrera que lo ha llevado a convertirse en uno de los nombres latinoamericanos que están impulsando la industria audiovisual y uno de los líderes de Los 100 de Cveintiuno.
¿Cómo te iniciaste en la escritura de ficción?
Tenía 21 años, toqué la puerta de Canal 13 y empecé a desarrollar la serie adolescente ‘Adrenalina’. Yo era periodista en ese momento. En ese tiempo el canal estaba muy relacionado con la Iglesia Católica y yo llegué con un proyecto de adolescentes rebosando hormonas, conociendo su primer amor y perdiendo su virginidad. Fue bastante controvertido. Esa fue mi primera experiencia como guionista. Y tuve que improvisar e ir aprendiendo sobre la marcha. Pero afortunadamente fue un éxito.

¿Qué te caracteriza como escritor?
Escribo desde la intuición y tratando de no perder de vista mi rol de espectador. Yo nunca he dejado de ser espectador y para mí eso es muy importante. Es fundamental sentir el pulso del público, saber lo que está pasando. Ahora es mucho más fácil hacerlo que en el año 1996, cuando todo era relativo y uno funcionaba en base a la intuición.
Como escritor yo siempre persigo los cambios, alejarme de las fórmulas y trato de no repetir lo que hice antes, algo que en esta industria es muy difícil. Tanto directores como productores te solicitan lo que funcionó en su momento. A veces uno se deja tentar, pero lo que más me satisface es el reto. Lanzarte a la piscina que a veces no tiene agua, pero lanzarte igual.
¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar en ‘Perfil falso’ para una plataforma como Netflix?
La serie ha sido un fenómeno de audiencias y también a nivel personal. Nunca me esperé que fuera a calar tan hondo en el público. Todos los días recibo mensajes de gente que la ha visto una, dos, tres veces. Eso provoca una felicidad muy difícil de describir, porque es sentir que tu hijo viajó, conoció mucha gente y vuelve convertido en un señor grande y maduro.
Fue un proyecto que costó muchísimo y se inició al comienzo de la pandemia. Roberto Stopello (VP de Desarrollo de Novelas de Netflix) me contactó. Yo había trabajado con él en Telemundo. Y me preguntó qué posibilidad había para desarrollar un contenido de ficción para la plataforma. Inmediatamente le dije que sí y empezamos a trabajar. Lo que más rescato es la posibilidad de haber acompañado el proceso en todo momento. Estuve involucrado desde esa llamada con Roberto, hasta el minuto en que me dicen que era un fenómeno apenas cuatro horas después de haberse estrenado. Yo siempre trato de que todos los proyectos en los que escribo me dejen algo, y este ha sido la experiencia más importante que me ha dejado mi carrera por lejos.

¿Qué podemos hacer en Latinoamérica para convertirnos en un mercado protagonista a nivel internacional?
A mí cada vez que me hacen estas preguntas empiezo a temblar. En el caso personal, creo que ahora viene la verdad. Debemos superar la barrera del melodrama. Hay que darle la vuelta para enganchar a un público más ávido de mezclas de género. Piensa en lo que hizo ‘El juego del calamar’. Es una serie que en otro contexto pudo haber sido experimental o de nicho, y sin duda fue un fenómeno mundial que atravesó fronteras. Creo que eso es lo que nos hace falta: dinamitar, bombardear al melodrama y crear un género nuevo ad hoc a los tiempos que corren. Que las historias atraviesen universos femeninos, de minorías, temas profundos, independientes del género. Eso es lo gratificante que ofrecen las plataformas. Son el lugar donde se experimenta. Las plataformas han venido a potenciar el rol del escritor como nunca.
¿Cómo debemos seguir elevando el nivel de las producciones?
La respuesta siempre ha sido la misma: confiar en los autores, confiar en las ficciones que te traen. No mandar a escribir. Por algo existimos los autores, porque se nos ocurrió contar esta historia. Respeten las historias originales, vean el potencial, compárenlas con otras, pero las voces de los guionistas son muy importantes. Los productores siempre encargan historias. Llegó el momento de abrir los cajones y darles la oportunidad a las historias.
¿Hemos encontrado una identidad audiovisual en Latinoamérica?
La identidad chilena es distinta que la argentina y la mexicana, y es maravilloso que nuestra Latinoamérica sea tan diversa y con tantos colores. La conjugación de esa identidad tiene el verdadero desafío. Claramente hay una necesidad de historias desfachatadas, calientes, latinoamericanas, con todos esos elementos que nos representan tanto y que tal vez durante mucho tiempo no han sido vistos por el planeta. Hay ficciones que lo han logrado.

¿La IA es uno de los elementos polémicos en torno a la huelga de guionistas en Estados Unidos. ¿Cuál es tu postura al respecto?
Yo uso la IA como un recurso. No tengo ningún pudor en utilizarla en cosas muy concretas. Yo siempre estoy desafiando a ChatGPT, tratando de hacerle preguntas que no sepa y me peleo todo el tiempo con él. No soy tan tremendista como los que piensan que este es el fin de los guionistas. La IA es como una herramienta, hay que romperla, sacarle la humanidad. Tal vez pueda remplazar la escritura, pero las emociones, los diálogos, los grises, lo ambiguo. Eso no lo puede dar un robot.