Un consumidor promedio puede acceder a más de 2,7 millones de títulos entre streaming, broadcast y TV paga, sin contar el FAST. Mejorar el maridaje entre storytelling y el uso de datos se ha vuelto clave para sobresalir.
Sin ni siquiera contar los 6.000 millones de minutos por día que se consumen en las redes sociales, la disparidad que existe hoy entre la cantidad de consumidores disponible, el tiempo que éstos tienen para consumir y la desbordante oferta es uno de los problemas más evidentes a los que nos enfrentamos como industria.
Hoy en día, de hecho, un consumidor promedio en Estados Unidos puede acceder a más de 2,7 millones de títulos entre streaming, broadcast y TV paga.
A esta casi infinita oferta se agregan el boom de los canales FAST, que en relativamente poco tiempo ya suman más de 1.500 globalmente (y más de 1.000 sólo en Estados Unidos).
Que el desafío existe y afecta tanto a uno como a otro lado de las pantallas, no constituye una novedad.
Este profundo desequilibrio entre una audiencia finita, con tiempo finito y recursos finitos para invertir en entretenimiento, contra una oferta que parece ser infinita e incesante, propone muchos interrogantes y desafíos a la industria.
Y siempre que hablamos de masas, las audiencias oscilan entre querer consumir eso que saben que no falla, que ya saben que les gusta, y a la vez demandar cosas nuevas que las sorprendan.
Destaca en ese sentido un estudio realizado por Gracenote, que reveló que de entre los 25 shows más populares en streaming durante el 2023 el 60% correspondió a shows de librería como ‘Suits’, ‘Gilmore Girls’ o ‘Grey’s Anatomy’.
Por eso, no es de extrañar lo que hemos visto este último año, con las majors pivotando por completo su estrategia de distribución y rompiendo con el viejo paradigma de la exclusividad para generar nuevas fuentes de ingreso y regenerar los clásicos.
¿Y dónde deja esto a los contenidos nuevos? ¿Cómo lograr llegar a las plataformas y los hogares en este contexto de contención en el gasto?
En Great Good Media lo que siempre decimos es que, primero que nada, hay que asegurarse que los proyectos partan de una buena historia para contar, ya sea novedosa o con una mirada o twist sobre una historia o IP probada. Y, claro, grandes personajes para que el público conecte con ellos.
Pero, así como no se pueden descuidar esos aspectos tampoco hay que desdeñar la investigación, los datos y el know how de cómo procesarlos, interpretarlos y convertirlos en una estrategia de marketing efectiva para llegar al consumidor objetivo.
Es que la industria puede tener los mejores contenidos, los mejores IPs o las mejores marcas, pero si el consumidor, ese que está buscando justo lo que tienen para ofrecerle, no lo sabe, simplemente es como si no existiésemos. A la inversa la ecuación funciona exactamente igual.
Podemos tener organizada la mejor maquinaria de marketing, pero sin contenidos atractivos no capturaremos usuarios.
Por eso la meta data, cada vez mejor y más especializada, se ha vuelto un craft más complejo y apasionante para desarrollar y evolucionar; para ayudar al consumidor a encontrar realmente lo que quiere. Y encontrarnos nosotros con los consumidores.
Creo que como industria, todos estamos tomando notas del titánico desafío, tanto a la hora de la selectividad de contenidos para producir, como para hacer el mercadeo inteligente, certero y creativo; con la narrativa que realmente conecte con el público objetivo para ellos.
En el fondo, nada nuevo; pero todo nuevo. ¿Verdad?
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