Para Epigmenio Ibarra, fundador y CEO de Argos Media Group, el español está llamado a ser “la lengua vehicular del entretenimiento”. Pero para ello hace falta superar dos retos: el primero, la factura; el segundo, encontrar ideas que conmocionen al mundo.
Por pasado, presente y planes a futuro, no hay dudas de que Epigmenio Ibarra, fundador y CEO de Argos Media Group, tiene más que ganado su lugar dentro Los 100 de Cveintiuno como uno de los líderes creativos de Iberoamérica.
Con un pasado como periodista que merece su propia biopic -fue corresponsal de guerra entre 1981 y 1992 con base en El Salvador donde coincidió, entre otros, con el español Arturo Pérez Reverte- Epigmenio Ibarra fundó en los 90 la productora Argos.
Y desde entonces, ha sido un pionero: produjo las primeras telenovelas de TV Azteca, los primeros contenidos de HBO en América Latina, las primeras súper series de Telemundo y las primeras originales locales de Netflix.
De su factoría han salido títulos como ‘Nada personal’, ‘Las Aparicio’, ‘La patrona’, ‘El señor de los cielos’, ‘Señora Acero’, ‘Capadocia’, ‘Ingobernable’, ‘Oscuro deseo’ o ‘Donde hubo fuego’.
Y, paralelamente, no ha dejado de invertir en infraestructura. Argos posee hoy uno de los estudios más modernos de América Latina (los estudios Gabriel García Márquez) que sirven para sus propias producciones, pero también para terceros y que tienen la vocación de impulsar la industria hacia adelante.
“Logramos desarrollar unas instalaciones que permiten hacer series que sean indistinguibles de cualquier serie del mundo desde el punto de vista de factura. Nuestras series se ven y se escuchan como cualquier serie premium internacional porque tenemos la tecnología para lograrlo”, destaca en diálogo con Cveintiuno.
“El año pasado pasaron por los estudios Gabriel García Márquez 136.000 personas y más de 30 compañías. Y este año vamos un poco más alto”, agrega.
Argos ha sido siempre una compañía pionera. ¿Cómo transitan este 2022?
En Argos seguimos desarrollando tres líneas de negocio. Por un lado, la producción original y la producción de contenido por encargo; por otro lado, la educación con nuestra escuela Casazul, que cumple ya 20 años de operaciones y que la trasladamos al estudio; y luego el área de servicios, que son los estudios Gabriel García Márquez, que estamos expandiendo con un nuevo foro. Con él ya son nueve foros y 35.000 metros cuadrados.
Y además tenemos nuestra compañía de postproducción, Cinematic Media, que es una empresa que tiene desde corrección de color, edición y una facilidad con seis salas Atmos que dirige Martín Hernández, el dos veces nominado al Oscar por ‘The Revenant’ y ‘Birdman’.
Argos creció apostando desde su inicio al desarrollo de la industria. Entonces generamos facilidades para poder producir lo que nosotros queremos, en los tiempos que queremos, como queremos y con la calidad que queremos, y al mismo tiempo poder dar ese servicio a la industria.
¿Y a nivel producción en qué están trabajando?
Tenemos cosas para Netflix, Paramount, ViX+, HBO… pero muchas no se pueden contar. Sí te puedo decir que en agosto estrenamos ‘Donde hubo fuego’ en Netflix, que ha funcionado muy bien. Es un experimento nuevo, porque son 40 capítulos. Netflix las bautizó como newvelas y ha sido una experiencia muy interesante, porque es un híbrido.
¿Y tendrá segunda temporada?
No, esas newvelas están diseñadas para terminar, por eso son 40 episodios. Netflix no nos ha dado ninguna indicación de seguirla y nunca la pensamos así. Incluso por el carácter de la producción: creamos una estación de bomberos para su rodaje y ahí donde la creamos ya estamos construyendo un foro de 1.400 metros.
Argos ha producido algunas de las series originales más reconocidas de Netflix. ¿Cómo se posicionan en cuanto a la búsqueda de retención de IP?
Nosotros hacemos muchos originales, pero estamos empezando a explorar el licencing, porque estamos sintiendo también ese cambio en las plataformas y porque también nos interesa conservar IP. Resulta muy difícil, porque como siempre hemos sido pioneros, siempre nos tocan esos momentos en los que las empresas retienen.
Y luego, la inversión para mantener formatos es muy alta. Requiere financiar y los recursos que nosotros tenemos los hemos reinvertido en las facilidades porque ya hace mucho tiempo pensábamos que iba a pasar lo que está pasando con la producción en español.
¿Se veían venir este boom de producción ya en los 90?
Hace muchos años que venimos diciendo que esto iba a detonar, no podía mantenerse así. Y vimos crecer y ayudamos a crecer a HBO, Telemundo, ESPN, Disney. Siempre pensamos que el contenido en español iba a adquirir un carácter global por la masa. Hay 550 millones de hispanoparlantes, de los cuales 200 millones son mexicanos entre México y Estados Unidos. Y cuando tienes un éxito en México y Estados Unidos, las posibilidades de tener un éxito global son exponenciales. La lengua española está llamada a ser la lengua vehicular del entretenimiento.
Decías que buscan retener IP y que financieramente es complicado. ¿Cómo lo están trabajando?
Con alianzas. Estamos trabajando ya con Zeta Studios de Antonio Asensio desarrollando proyectos. Hemos trabajado muy cerca de Secuoya y trabajamos mucho con empresas extranjeras que producen en México y les prestamos servicios.
Creo que las coproducciones y el licencing resuelven una necesidad de las propias plataformas. El proceso de producción de originales está resultando muy complejo para ellas, porque toma más tiempo y su pipeline se atora. El cuidado que tú pones en un original, por el nivel de inversión que tienes, exige mucho tiempo de tus ejecutivos en una industria en expansión, donde de repente debes encontrar gente que sepa y pueda manejar 10 o 20 proyectos a la vez. Entonces, esta es una forma de resolver que se vuelve muy buena para todos, porque permite a las plataformas estrenar contenido de manera rápida y a nosotros retener propiedad. Claro que implica una lógica de ventanas, de mercado y de financiamiento.
¿Cuáles crees que son hoy los principales desafíos del contenido en español para capitalizar esta oportunidad a la que te referías?
Tenemos dos retos como industria. El primero es la factura. En España ya está resuelto, en América Latina todavía no. Todavía nos pasa que aparece tu serie, se despega el tráiler y dices: “Es latinoamericana porque no se ve del todo bien y no se escucha del todo bien”. En Argos creo que ya dimos ese salto.
El segundo reto es el contenido, encontrar ideas que conmocionen al mundo. Eso nos falta. Las plataformas te dan el mundo, pero no te dan el pulso del país. Porque todavía en nuestros países los fenómenos de opinión pública los crea más la TV abierta, por su cobertura, que las plataformas.
Y en ese sentido tenemos los latinoamericanos, los iberoamericanos, un gran reto: desarrollar high concepts poderosos. Ahora los dos países que más los desarrollan son Corea del Sur e Israel. El reto para la producción iberoamericana es crear series que sean únicas. ‘El juego del calamar’, ‘Homeland’, ‘Fauda’ son high concepts. No es solamente una trama, sino algo que hace que sean únicas. Y si tú revisas las historias de América Latina, hay pocos. ‘Las Aparicio’, que hicimos nosotros, es un high concept; ‘La casa de papel’ es otro. Pero nos falta. Hacemos género, sí. Pero no high concepts. Y en eso estamos trabajando. En Argos tenemos ahora tres high concepts.