Manuel Martí: “Tras la pandemia nos hace falta ver un poco de redención en los personajes”

Manuel Martí, jefe de Desarrollo Scripted de Fremantle para América Latina, explica el tipo de contenidos que está impulsando, por qué cree que las plataformas se abrirán a más coproducciones y por qué el mercado está pidiendo contenidos más “luminosos”.

Manuel Martí

En enero del 2020, justo unas semanas antes del estallido de la pandemia, el argentino Manuel Martí se sumó a Fremantle América Latina como jefe de Desarrollo Scripted de la compañía.

Y este año se estrenará la primera producción salida de su factoría: la serie mexicana ‘Toda la sangre’, para Starzplay y Pantaya, que se suma a producciones como ‘La jauría’, ‘Señorita 89’, ‘El refugio’, ‘42 días en la oscuridad’, ‘El presidente’ y ‘Yellow’, que Fremantle Londres ha producido a través de sus first-look deals con Fábula y The Immigrant.

‘Toda la sangre’ será así el primero de varios proyectos en ver la luz de Fremantle LatAm y uno que ejemplifica bien algunas de las tendencias que según Martí llegarán: más coproducciones con plataformas y contenidos con mensajes “luminosos”.

Este año se estrena ‘Toda la sangre’, ¿qué otros contenidos se preparan desde Fremantle América Latina?

‘Toda la sangre’ la tenemos ya en postproducción. Por otro lado, estamos con muchísimos proyectos en desarrollo en la región. Tenemos cosas en marcha en Estados Unidos hispano, en Brasil junto a Mixer, dos desarrollos en Argentina y 10 en México. Mucho de los que estamos haciendo viene basado en IPs reconocidas, como libros de Sabina Berman, Laura Restrepo, Cristian Perfumo y Manuel Soriano. Son sus obras más conocidas.

¿Y cuál es el modelo que están buscando para esos proyectos?

Nuestro modelo de negocio es igual al del resto de la industria o, en realidad, al que quisiera toda la industria: un poco de producciones originales y algunas coproducciones, que es a lo que creemos que el mercado se dirige. La economía postpandemia, con sus altos y bajos, causó un freeze o un enlentecimiento de los suscriptores de las plataformas, que igualmente tienen que competir y seguir produciendo. Entonces, nuestra idea, y lo que vemos en el mercado, es que van a tener que producir más horas de contenido con el mismo dinero o menos. Y esto indudablemente llama a que ahora el modelo de la coproducción sea más atractivo para los dos lados: para los estudios independientes como el nuestro, que se basa mucho en el IP, y para las plataformas que deberán llegar a las horas de contenido que necesitan por año. Hoy vemos mucho interés en los mercados de Alemania, Francia y España por tener coproducciones con nuestro territorio.

¿Crees que habrá más flexibilidad por parte de las OTT para ceder parte del IP?

Las plataformas siempre han tenido un área de adquisiciones y de licencias muy fuerte y sana. Para ellos es también una forma de testear el contenido de un territorio. Es el primer paso más lógico: hacer una copro con ese territorio o comprar algún producto que ya fue exitoso en el territorio y probar la respuesta del público.

Igualmente, el tema con el IP y las plataformas no es una guerra ni mucho menos. Y cuando un cliente quiere tener todos los derechos para todos los territorios, ser dueño de ese IP tampoco tiene demasiado sentido para la productora, porque la sobrevida que pueda tener ese contenido, cuando ya fue visto en todo el mundo, no es demasiada. Pero si podés tener explotación territorial en sitios donde aún no se vio, ahí recién tiene sentido ser dueño de ese IP. El IP, si no va acompañado de derechos territoriales de explotación, tampoco tiene demasiado sentido. A veces se habla mucho del IP y no se tiene eso en cuenta.

Hace poco dijiste que la coproducción es una carrera de resistencia, ¿sigues opinando así?

Sí, es una carrera de resistencia porque articular el modelo de negocio es mucho más complejo que cuando es un original. Los originales te permiten tener un lapso de tiempo corto entre la creación del proyecto y la concreción. Cuando es una copro tenés que ir buscando los territorios, el tema contractual también es más complejo, el delivery del material también. Todo es más complejo. Por otro lado, te da una mayor libertad creativa. No quiero decir que con las plataformas no tengas libertad, pero sí es cierto que tenés que cumplir ciertos requerimientos de la plataforma, que por el tipo de datos que tiene, conoce a la perfección a su audiencia y ya sabe qué es lo que le hace falta.

Fremantle cuenta con first-look deals y productoras a nivel global. ¿Esto es algo que también buscan hacer desde América Latina?

Sí, estamos ahora en vistas de eso. Estamos estudiando el mercado, porque nos interesa tener una pata fuerte en México, Brasil, Colombia y Argentina. Nuestra búsqueda es de contenidos y creadores en cada uno de esos territorios. Nuestra compañía internacionalmente se basa mucho en esto, en la confianza en los creadores, como los Sorrentino, Guadagnino, Winterbottom, Larraín. Nos interesa estar cerca de la creatividad, poder darles toda la libertad del caso para que creen el contenido que quieren y darles el gran soporte en ventas, financiación y administración que puede dar un estudio del tamaño del nuestro.

‘Toda la sangre’

¿Qué tipo de proyectos están intentando impulsar?

La compañía tiene una mirada sobre el contenido que involucra tener cosas de género estructuradas en torno a narrativas que puedan llegar al gran público, pero que también resuenen con otros temas, no quiero decir sociales, pero que traten algunas cosas más inherentes a la problemática de género, identitaria, temas que tengan que ver con clase o discriminación. La idea es tocar esos temas, que por ahí son un poco más propios del contenido mal llamado premium, pero llevándolos a estructuras narrativas que tengan que ver con las audiencias más masivas.

Eso se puede ver en todos los contenidos de la compañía y también en ‘Toda la sangre’, que es una serie de thriller/terror, pero con muchas cosas que tienen que ver con el rol de la mujer en la sociedad de México, las clases sociales, el color de la piel y los prejuicios que uno pueda tener sobre eso. Y cuando ves los contenidos de Fábula, de The Apartment de Sorrentino, de Luca Guadagnino o de Element, que hace las películas de Yorgos Lanthimos, pasa lo mismo. Son contenidos que llegan a las grandes audiencias, pero que a la vez hablan de otra cosa. Esas capas de lectura de los contenidos son los que nos interesa.

¿Cuáles te parece que son los grandes temas del mercado de habla hispana hoy?

Hay dos cosas. Una es en cuanto a los contenidos y otra en cuanto a la industria. En cuanto a los contenidos yo creo que después de los dos años de la pandemia, y ahora con la guerra, creo que querríamos ver un tipo de contenido más luminoso, a falta de un adjetivo mejor. Cuando digo eso, me refiero a evitar el golpe bajo, la oscuridad por la oscuridad misma. Podés tener un thriller, un policial bravo a la hora de ver los temas que trata, pero creo que nos hace falta ver un poco de redención en los personajes y en los protagonistas de las series de acá a dos años.

¿‘Toda la sangre’ es luminosa?

Bueno, hay que verla. Sé que el título puede ser desconcertante en cuanto a eso, pero es un policial clásico en el que a los personajes les pasa un montón de cosas malas, pero nunca las transitan en forma de víctimas, sino en forma de seres resilientes, tanto mujeres como hombres. Desde ese lado hablo también de lo luminoso. No quiero decir que tengamos que contar cuentos de hadas, sino que tenemos que contar historias de seres que se sobreponen a todo lo que les pasa. No la autocompasión, sino el poder salir adelante. Creo que el mensaje es sutil, pero fuerte y necesario después de estos últimos dos años.

¿Y en cuanto a la industria?

Veo que el mercado del lado de nuestra región vive un proceso muy fuerte de concentración de jugadores. Si pensamos, no hace 20 años, sino hace solo cinco, teníamos a Fox, Disney, HBO, Turner y Discovery. Hoy todos esos son solo dos. Igualmente, la masa crítica que tienen y que quieren tener, es súper grande. Así que no es que vaya a haber menos series. Van a haber más, pero el tema es que las puertas a las que hay que ir a tocar son menos, y eso nos complejiza un poco.

Gonzalo Larrea 28-07-2022 ©cveintiuno

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