Reconocido como uno de los impulsores del contenido turco en América Latina y uno de los artífices del éxito de Mega en Chile, “Iñaki” Vicente explica la fórmula que aplica hoy para Chilevisión, canal de Paramount que lidera como CEO desde 2021.
Además de talento en la gestión y capacidad estratégica, para un CEO de un canal de televisión es fundamental conocer de primera mano el funcionamiento interno de cada área de la operación. Pero si has tenido la experiencia de desempeñar personalmente la mayoría de las funciones vinculadas al contenido, la combinación es inmejorable, como en el caso de Juan Ignacio “Iñaki” Vicente.
“Luego de casi 27 años de televisión, habiendo ocupado los cargos de más abajo, pensé que era un bonito paso asumir el cargo de CEO de un canal y hacerme cargo de toda la estructura. Me tocó una silla un poco más compleja: estar a cargo de finanzas, recursos humanos, operaciones, áreas que yo no había liderado”, comenta el VP de Paramount South Latam, director general para Chile y CEO de Chilevisión.
“Me doy cuenta, por las conversaciones con los estamentos del canal o los sindicatos, de la manera de sentarse a hablar después de haber conocido los diferentes roles dentro del canal. No es llegar desde afuera a decir cómo se tienen que hacer las cosas”, agrega.
Y no solo dentro del canal, sino en todos los canales. Desde sus comienzos en 1997 como “asistente del asistente” produciendo contenidos culturales para TVN, Vicente pasó por el área de no ficción y programación de Canal 13, ganó una beca Fullbright que lo llevó a especializarse en Estados Unidos y años más tarde se unió a Patricio Hernández para ser director de contenidos y negocios internacionales de Mega.
Allí experimentó “el minuto turco”, siendo vanguardia mundial en la emisión de dramas de Turquía, además de producir “una gran cantidad de formatos, desde ‘Ru Paul’ hasta ‘Quién quiere ser millonario?’”.
Difícil que aquel estudiante de ciencias de la comunicación en los años noventa imaginase tener que maniobrar el timón de Chilevisión dentro de un gigante como Paramount y en una de las etapas más desafiantes de la industria audiovisual, disputando ferozmente el liderazgo con Mega en Chile.
“Para sobrevivir, la televisión debe estar en la divergencia absoluta en la creación de contenidos para que el uso de un contenido no esté focalizado en una sola pantalla, sino en todas”, asegura.
¿Qué visión quieres imprimirle a Chilevisión?
Ser una creadora de contenidos para nuestro transatlántico, que es Chilevisión, y también para la flota, en plataformas como Instagram, TikTok, Pluto TV o la web. Una programación que sea familiar, inclusiva y brand-safe, donde la gente sepa que accederá a un contenido apto. Eso tiene un atractivo comercial que nos interesa.
Mi meta es balancear contenidos que sean atractivos comercialmente con audiencias que sean masivas. La complejidad es que, dentro de esta masividad, debemos hacer que la segmentación del contenido también nos traiga revenues. La televisión es de los pocos mercados que tienen dos clientes: quienes nos ven y quienes nos compran la audiencia. Somos vendedores de audiencia, por eso debemos tener programas masivos que estén en todas las plataformas.
¿De qué manera se implementa esta visión?
Como canal de televisión, la información veraz es un eje central de creación de valor para la marca. Nos hacemos cargo de la información que entregamos, cosa que las redes sociales no pueden hacer. Y el contenido informativo es lo que más se consume en Chile.
Otro foco que tenemos es el deporte: no hay nada que tenga mayor masividad que el evento deportivo. Tenemos a la Selección Chilena de Fútbol, el asset más importante de Chile, para todas las plataformas, incluso Pluto y Paramount+. Tuvimos los Juegos Panamericanos y tendremos la Copa Libertadores y los Juegos Olímpicos en 2024. Son eventos con mayor rentabilidad porque el avisador está dispuesto a pagar más por asociarse a la marca. Por eso, nos estamos moviendo hacia eventos masivos no solamente deportivos. Por primera vez, nos sumamos a Lollapalooza, pero no como media partners, sino como creadores de contenido para el evento en todas las plataformas digitales y en Chilevisión.
¿Qué lugar ocupan la ficción y el entretenimiento en la estrategia?
Estamos muy fuertes en entretenimiento. El año pasado ‘Gran Hermano’ fue un fenómeno. No solamente le fue bien en Chilevisión y sus plataformas digitales, sino que en Pluto TV fue el canal más visto por lejos en América Latina. Hace años que mantenemos programas de talento y entretención prime, como ‘Yo soy’, las dos temporadas de ‘The Voice’ y recientemente volvimos al programa de cocina tradicional con el estreno de ‘Top Chef’ en su versión VIP con famosos. Después, vamos a ir con ‘Talento chileno’ y luego nuevamente con ‘Gran Hermano’. También nos mantenemos con game shows como ‘Pasapalabra’, que volvió al aire.
El año pasado, tratamos de entrar en la ficción y no nos fue muy bien en términos de audiencia. Creo que el mercado de la telenovela es muy pequeño y está arraigado en la competencia y también en las plataformas. No es el lugar donde queremos estar, sino que nos enfocamos en la entretención, donde tenemos un know-how mayor.
¿Quiere decir que no explorarán más ficciones?
No solos. El año pasado coprodujimos una novela con Paramount+, que en la plataforma funcionó muy bien, pero no tanto en la TV abierta. Son contenidos que la gente ya empieza a asociar más con plataformas que con TV abierta, en un consumo no lineal más asociado a las maratones. Ahí se produjo una transformación que, desde Chilevisión, preferimos quedarnos con programas de entretención masivos que con ficción.
‘Dime con quién andas’ marcó el regreso de Chilevisión a la ficción el año pasado ¿Qué lugar le están dando a la ficción internacional, en especial la turca?
El contenido envasado es muy importante para nosotros, particularmente en la tarde. Allí tenemos una selección de contenidos turcos que no estaban asociados a Chilevisión cuando llegamos, pero que comenzamos a construir. De hecho, ahora tenemos al aire ‘Las mil y una noches’, que sigue liderando. Eso fue como un auto-homenaje (risas).
Tenemos un volumen deal con Madd Entertainment, distribuidora de Ay Yapim y Medyapim, con quienes tenemos una muy buena relación hace muchos años. Así y todo, hemos cerrado telenovelas con otros distribuidores como Inter Medya y Global Agency. Queremos seguir focalizándonos en ese contenido, que también estará en nuestra franja late night.
Diez años después de la llegada de los contenidos turcos a América Latina. ¿Seguirán presentes en el futuro?
No tengo duda que llegaron para quedarse en todos los países de Latinoamérica, porque pasaron a ser una marca, como en algún tiempo lo fueron Brasil, Colombia o México. La gracia de Turquía es que existen ocho canales de los cuales siete ponen ficciones competitivas, un volumen tremendo. De ellos, las cuatro o cinco novelas buenas van a encontrar pantallas competitivas en el resto del mundo. Además, su capacidad técnica al grabar, sus actores y su música lo han convertido en un asset en la región. También generaron un cambio en las historias, donde la división de la historia de amor pasó de ser un dilema social a un dilema ético, lo cual es muy interesante.
Obviamente, el éxito turco afectó a los otros mercados latinoamericanos, que perdieron espacio de venta. Pero también los puso en un lugar más competitivo para hacer mejor contenido. Lo que pasó no es malo, porque aprendimos a producir mejor. Es un aliciente para el consumidor, que ahora puede ver mejor contenido.
¿Qué piensas de las adaptaciones que se están haciendo en otros países con el modelo turco?
Con respecto a las adaptaciones árabes en América Latina, soy más suspicaz. ¿Por qué preferirlas si puedo ver las originales? La conexión emocional es diferente, aunque no tengo dudas que tendrán éxito en sus países. Ya en el caso de España, donde hay varias compañías turcas coproduciendo, me parece un producto que tendrá gran capacidad de viajar por América Latina, porque logrará mayor conexión emocional.