Los años de angustia en torno al miedo que despertaban Netflix y Amazon en el Edinburgh TV Festival parecen hasta pintorescos en comparación con la era de temor existencial provocada por el dominio de YouTube y TikTok.
A mediados de la década de 2010, las conferencias con buyers de Netflix o Prime Video en eventos como el Edinburgh TV Festival (ETVF) estaban repletas de expectación, con una industria que intentaba aprender más sobre las estrategias de contenidos de sus respectivas plataformas.
Fast forward a hoy, y estas sesiones están invadidas por un aire de previsibilidad. Sus ejecutivos piden inevitablemente proyectos “grandes, audaces y ambiciosos”, sin entrar en ningún tipo de detalles sobre qué significa eso.
Es que en la industria actual, el problema no es que las audiencias de la TV lineal estén migrando hacia SVOD. En ese caso, no estaríamos viendo a tantas productoras en aprietos. Las grandes plataformas de streaming son hoy tan mainstream como cualquier canal de TV abierta. Y tanto los broadcasters como los SVODs están unidos en la batalla de preservar el concepto de “serie de televisión de 6×30’” frente a la avalancha de videos generados por los usuarios en plataformas como YouTube y TikTok.
La amenaza de estas dos plataformas sociales parece haber volado bajo el radar de la industria, que en 2018 acuñó el acrónimo FAANG (Facebook, Apple, Amazon, Netflix, Google) para definir a las compañías que estaban mordiendo del ecosistema de medios tradicional.
Entre 2011 y 2021, YouTube fue de hecho patrocinadora del ETVF. Eran tiempos en que la plataforma buscaba encargar contenidos originales para el plan de pago de YouTube Red, y que duraron hasta que sus líderes se dieron cuenta de que los usuarios iban a YouTube en busca de creadores auténticos o de videos para aprender a limpiar pezuñas de caballos.
Hoy, YouTube es el player televisivo más grande del mundo. Y lo logró sin un solo commissioner en su equipo.
Es que el mismo cambio en los hábitos de consumo que ya supo poner patas para arriba a la industria de la televisión infantil tiene ahora en su mira los géneros factual y unscripted.
Tal como lo expresó el New York Times el mes pasado, YouTube se ha apoderado de nuestras pantallas de televisión, mientras los niños ahora descubren ‘Grey’s Anatomy’ a través de YouTube Shorts y ven episodios completos de a clips cortos en sus teléfonos.
ASMR. Unboxing. DIY. Contenidos que cualquier commissioner televisivo calificaría como “muy de nicho” rigen ahora las audiencias globales gracias al potencial de los videos virales.
Hasta hace poco, solía suceder que los programas de cocina populares causaban una escasez masiva de ciertos artículos en los supermercados. Ahora los pepinos están desapareciendo de las tiendas debido a una receta viral de TikTok.
YouTube está repleta de videos con títulos como ‘Cómo elegir el nicho de YouTube con más posibilidades de explotar’, ‘Tres nichos de YouTube con altos CPM en 2024’, ‘Si comenzara un canal de YouTube en 2024 elegiría este nicho’… Pero esa no es la base de una industria saludable.
Paradójicamente, el auge de la creator economy ha llevado a que los jefes de YouTube describan a su plataforma como el nuevo hogar de la “televisión independiente” en una época en la que las productoras independientes están sufriendo para hacer cuadrar sus cuentas.
Y, como resultado, estas compañías necesitan ahora explorar nuevas fuentes de ingresos para sobrevivir a través de áreas como el branded entertainment o la creación, justamente, de videos para YouTube, TikTok y otras plataformas de video social que, según uno de los panelistas del reciente ETVF, están “reprogramando nuestros cerebros” y “afectando nuestra salud mental”.
Es que TikTok, Instagram y YouTube Shorts han demostrado ser increíblemente adictivos, generando picos de dopamina que están alterando la química de nuestros cerebros. Mirando hacia atrás, aquellos atracones de ‘The Wire’ a comienzos del 2010 se sienten hoy tan refinados como leer ‘Moby Dick’.
Y, además, estás plataformas sin gatekeepers han colocado la habilidad de crear contenidos audiovisuales en las manos de cualquier persona con algo de imaginación, sin importar dónde nació o a qué escuela fue. Las aplicaciones de video generativo con IA pueden dar aún más herramientas para potenciar esta tendencia.
La salvación, quizás, pueda estar en que los cambios tecnológicos suelen ser más lentos de lo que pensamos. Después de todo, Mark Zuckerberg nos sigue esperando a todos en el metaverso.
Pero aquellos productores que se han resistido a descargarse TikTok o lanzar un canal de YouTube están aún a tiempo, coincidieron varios panelistas en Edimburgo. Eso sí, tal vez tendrán que descargar también alguna app de meditación si es que valoran su salud mental.