Petra Fried, productora ejecutiva de ‘Cheaters’, analiza cómo esta serie short-form puede ayudar al formato a volverse mainstream.
Cuando llegó, el desenlace de Quibi fue rápido y sin los platillos que habían sonado cuando se lanzó como la primera plataforma de streaming dedicada al contenido de formato corto.
Tras una ola de gastos de US$ 1.750 millones, el servicio estuvo activo durante solo ocho meses y en diciembre de 2020 acabó derribado por una combinación de factores, desde sus ofertas impredecibles y el lanzamiento de grandes rivales, hasta la pandemia y sus posteriores cuarentenas, que le quitaron todo el sentido a una app principalmente diseñada para que los viajeros tomaran “quick bites” de nuevos shows en su camino al trabajo.
Sin embargo, aunque el final de Quibi podría haber hundido la programación short-form, el formato está demostrando ser increíblemente resistente.
Y lo que alguna vez pudo haber sido un camino desagradecido para generar créditos antes de pasar a la programación “tradicional” de media hora o una hora, todavía sigue atrayendo la atención en los festivales de cine y televisión, y hay señales que indican que está llegando al gran público.
Un ejemplo es ‘Cheaters’, serie que surgió de una lista de proyectos desarrollados por la productora Clerkenwell Films (‘The End of the F***ing World’) y el financista Anton mucho antes de que Quibi llegara y se fuera.
“Una de las cosas de ‘The End of the F***ing World’ a la que la gente respondió fue la duración de los episodios, que eran significativamente más cortos que la franja de 30 minutos. Y es una verdad innegable que cuanto más cortos son los episodios, más probable es que la gente se enganche”, dice Petra Fried, productora ejecutiva y managing director conjunta en Clerkenwell.
“Nuestra sensación era que no había ninguna razón por la cual no debíamos hacer algo tan ambicioso y con unos valores de producción tan altos y un gasto similar al que haríamos para nuestras otras series”, asegura Fried.
“Comenzamos a hacerlo, y luego tuvimos un catálogo completo de desarrollos, de los cuales ‘Cheaters’ fue el primero”.
Así fue que cuando llegó Quibi, inicialmente pensaron: ‘Genial, más personas se están dando cuenta'”, admite la ejecutiva. Su rápido colapso significó que Clerkenwell dejara sus proyectos propios de formato corto en un segundo plano, pero la compañía siguió adelante con su plan de autofinanciar shows con sus socios Anton y BBC Studios y venderlos a una cadena después.
Allí fue cuando BBC intervino para adquirir y estrenar ‘Cheaters’, una serie de 18 episodios contada en episodios de 10 minutos, a principios de este año.
“La respuesta de los espectadores fue muy buena, y nos demostró que la gente realmente disfruta del drama en fragmentos breves, siempre y cuando les des algo realmente satisfactorio”, señala Fried. “Mi sensación es que ‘Cheaters’ es un muy buen ejemplo de lo que podrías hacer si haces bien este tipo de series”.
Aprendizajes para crear series cortas que enganchen
Sin embargo, hacerlo bien no es una tarea fácil. Fried dice que los guionistas necesitan “resetear su cerebro” para pensar en capítulos de 10 minutos en lugar de los habituales 30 o 60.
La historia también debe tener el suficiente gancho para mantener a la gente mirando, y la capacidad de desarrollar a los personajes en un solo episodio corto.
“Con ‘Cheaters’, la idea de que dos personas que tienen una aventura de una noche en otro país regresan a casa y descubren que viven al otro lado de la calle funcionó como un gancho de 10 minutos”, dice Fried. “Con suerte, luego tienes suficiente tiempo para desarrollar los personajes y agregar un poco más de profundidad para realmente terminar de atrapar a los espectadores”.
El peligro es que una serie short-form se vuelva demasiado dependiente del suspenso al final de cada episodio. “Tienes que equilibrar bastante qué tanto gancho necesitas”, afirma la ejecutiva. “Si tienes uno cada 10 minutos, se vuelve predecible. Esa es un área en la que trabajamos mucho para hacerlo bien”.
Mientras trabajaba en ‘Cheaters’, Clerkenwell y el equipo de producción aprendieron algunas otras valiosas lecciones sobre cómo hacer ficciones de formato corto.
Por ejemplo, descubrir que los acuerdos estándar de cast diseñados para episodios de media hora o de una hora no servían. La decisión de presupuestar el programa como una serie de 6 capítulos de 30 minutos tampoco funcionó del todo.
“La verdad es que, con el inicio, la mitad y el final de los episodios en 10 minutos, hubo muchas más escenas de las que habíamos anticipado”, reconoce Fried. “Eso fue una revelación para nosotros. Nos obligó a modificar nuestras expectativas, nuestro presupuesto y nuestro calendario”.
La serie estuvo disponible en el streamer BBC iPlayer y también se emitió en BBC One. La productora cuenta haberse quedado “profundamente impresionada” de que la BBC apostara por un drama de formato corto, tal vez una evidencia de que las cadenas están aflojando su control sobre la programación tradicional en la era del streaming.
Para los territorios que no están tan interesados en contenidos de 10 minutos, ‘Cheaters’ también se ha editado en capítulos de media hora que, si bien funcionan bien dramáticamente, pierden el carácter distintivo del formato original.
El experimento fallido de Quibi “nos hizo retroceder a todos”, dice Fried sobre el “loable” intento del streamer de ofrecer contenido short-form a audiencias más amplias. “Pero el éxito de ‘Cheaters’ ha llevado la historia del formato corto un paso más allá y ha demostrado que allí hay mucha más variedad de lo que quizás la gente imaginaba”.