Bienvenidos al mundo feliz de la financiación de contenidos

Iniciando una nueva sección sobre contenidos en C21, el veterano de la industria de la TV, Mark Rowland, explora el nuevo panorama de la financiación de contenidos, del capital de riesgo hasta las criptomonedas, pasando por todo lo que hay en el medio. Por Mark Rowland.

 

El negocio de los contenidos nunca ha estado tan relacionado a un uso habilidoso de las finanzas como en la actualidad. Cada decisión, desde la captación de financiamiento para la producción hasta las ventas de las compañías de producción, presenta oportunidades y riesgos.

En este sentido, las buenas decisiones te permitirán desarrollar valor a largo plazo. Las malas podrán hacer que el mundo piense que tus contenidos y tu empresa son un gran éxito, pero podrás acabar desarrollando valor para todos menos para ti. El dinero cuesta, y en él se pueden hallar distintas etiquetas de precio. Algunas son más visibles que otras.

Si en el auge de tu carrera las finanzas de tus compañías y proyectos no están ordenadas, cobra mucha relevancia para nuestra industria aquella frase clásica del gurú de las finanzas Warren Buffet: “Solo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo”.

Luego de salir varias veces de compañías de contenidos (como propietario, empleado, inversor y asesor) he observado que todo es un interminable equilibrio entre obtener el dinero para producir y desarrollar tu negocio, y retener una porción suficiente de tu propiedad intelectual y de tu compañía.

Así las cosas, desde la perspectiva, del productor, ¿por dónde comenzar?

Broadcasters y plataformas

Aunque acceder a una financiación completa de los grandes broadcasters es cada vez más raro, obtener de ellos los primeros fondos sigue siendo el mejor punto de partida. Eso legitima tu producción y disminuye el riesgo de otros participantes. Los socios de financiamiento son cautos por naturaleza. Contar con el apoyo de un canal o de una plataforma de streaming te da confianza y te permite negociar mejores condiciones.

Pero este dinero del broadcaster será canjeado por un porcentaje de tus derechos en el proyecto. ¡Cuidado con el acuerdo de desarrollo de bajo presupuesto, ese que transfiere tu patrimonio antes de empezar a filmar!

Distribución y coproducción

Encontrar un socio de distribución o coproducción puede ser un lógico siguiente paso para sumar o completar la financiación de la producción. Con un broadcaster fuerte a bordo, los distribuidores pueden competir para financiar todo o parte del saldo. Un buen distribuidor puede hacer despuntar tu programa a nivel internacional, pero entre tarifas y costos, podrás estar renunciando a 30% de las ganancias netas. Por eso, debes pensar si puedes encontrar al próximo socio broadcaster o plataforma por cuenta propia para proteger tus beneficios.

En el caso de distribuidores que confían en su conocimiento sobre las preferencias de los compradores, un socio distribuidor también pueden ser un punto de partida alternativo en cuanto al financiamiento del desarrollo. Pero si aportan al proyecto desde la semilla, querrán asegurarse beneficios a ambos extremos de la cadena de valor.

Sumar socios coproductores es otra opción. ¿Tendrán capacidad suficiente para justificar una relación 50-50 a nivel comercial y creativo? En tal caso, estos socios producirán el programa y potencialmente obtendrán márgenes adicionales en ítems específicos dentro del presupuesto. ¿Y cuáles son las complejidades de la coproducción a nivel administrativo y legal? Estos son los costos ocultos que pronto se harán visibles si tu programa se excede en el presupuesto. En este panorama, ¿cómo se llevan los controles? ¿Los controles creativos y las responsabilidades financieras están alineados? Si no fuese así, podrás terminar pagando los errores de tu socio coproductor.

Una serie o formato exitoso puede tener una vida comercial larga más allá de su primera exhibición. En los programas y formatos más exitosos que he participado, como ‘Supernanny’, los dueños de los derechos se aferraron lo más posible al control financiero para poder tomar las mejores decisiones para su contenido más allá de las comisiones originales.

Dinero blando (Soft money)

Son los fondos, incentivos cash-back para filmar la producción en locaciones particulares e incentivos fiscales en determinadas jurisdicciones. Este dinero puede ser una parte importante del mix, ya que no tiene que devolverse. Pero ciertos requisitos para producciones locales, aparentemente accesibles al firmar el contrato, pueden traer obstáculos imprevistos más adelante. Además, la contabilidad y los costos legales de administrar estos acuerdos puede hacer que el llamado ‘dinero blando’ pierda su atractivo a medida que avanza el proceso. Esta forma de financiamiento funciona mejor cuando la locación es integral y el proyecto posee una buena articulación con la misión de la entidad financiadora.

Cuando todo está alineado, como en el caso del éxito noir nórdico ‘Trom’, anclado en las Islas Feroe y apoyado por instituciones como el Faroese Film Institute, Nordisk Film & TV Fond, Icelandic Film Center, Creative Europe MEDIA, y que incluyó al menos a cinco coproductores y cinco distribuidores en los créditos de IMDB, el resultado es un contenido innovador y de calidad.

Préstamos

En todo caso, puedes “simplemente” pedir un préstamo para apalancar tu flujo de caja. Si el canal solo paga luego de la entrega, se trata de un requisito cada vez más frecuente a la hora de firmar un acuerdo. También es esencial para equilibrar los créditos fiscales, ya que ese dinero solo se paga al final. Algunos bancos, como Barclays y Coutts en Reino Unido, suelen ser opciones muy buscadas, y cada vez hay más players nuevos en el mercado para monetizar contratos, como Pipe.com. Aunque tu negocio sea atractivo para ellos, en realidad se trata de dinero entregado sin asumir riesgos, que se adelanta a través de contratos firmados a tarifas comerciales. Estos socios no están asumiendo riesgos por ti o tu programa, sino en base a la confiabilidad crediticia de tu comprador.

Al igual que con el dinero blando, la ventaja es que la deuda financiera no interfiere con tus derechos sobre la propiedad intelectual. Y tú broadcaster podría pagar el “costo del dinero” (intereses), aunque eso no es seguro. Además, con el veloz aumento de las tasas de interés, estos valores serán cada vez más altos.

Financiamiento a partir de las audiencias

Otro camino podrían ser ciertos puntos de partida no tradicionales, como acudir directamente a tu audiencia mediante plataformas de suscripción, crowdfunding o la eterna promesa del universo blockchain, en el cual los tokens no fungibles (NFT), significan, en principio, que el mundo puede comprar una copia exclusiva de tu programa, como si fuese una obra de arte de edición limitada.

En 2021, hubo algunos casos de éxito sonantes de NFT, como ‘Stoner Cats’, una serie animada apadrinada por celebridades que solo se podía ver comprando el NFT, que alcanzó una recaudación de US$ 8 millones. Pero el colapso en el valor de las criptomonedas se ha llevado el brillo de este mercado, ya que dichos NFT debían comprarse en la criptomoneda “ether”, cuyo valor se ha desplomado.

También está el crowdfunding, donde todos tienen la oportunidad de financiar tu contenido. Pero es difícil atraer la atención. Actualmente, Kickstarter.com posee más de 2.000 proyectos de televisión que se financian de esta forma. O puedes difundir tu contenido mediante una plataforma de suscripción como Patreon.com, que facilita una relación fluida entre creadores y audiencias.

El denominador común para todas estas formas de generar ingresos direct-to-consumer es que funcionan mejor para talentos y contenidos reconocidos que ya poseen demanda. Pero el éxito para los productores que encuentran su nicho es real. En la plataforma Patreon, el contenido número uno por suscripción es ‘True Crime Obsessed’, un podcast con extras exclusivos para usuarios que posee más de 46.000 “patrons” que aportan US$ 333.000 por mes.

Programación basada en publicidad

Una tendencia aparente, esta modalidad está instalada hace un tiempo y funciona para una cantidad limitada de programas, porque es una de las formas más desafiantes de financiamiento. Implica no solo alinear broadcasters y productores, sino también marcas y agencias, y contar con una base de dinero suficiente para que valga la pena para todos. Como el anunciante está involucrado directamente, en Reino Unido también hay algunos escollos regulatorios de Ofcom que hay que sortear.

Al estrenar un programa financiado con publicidad, el retorno de la inversión para la marca es incierto, incluso en caso de buenos resultados de audiencia. Desde el punto de vista de un canal, aunque un programa sea exitoso, igualmente puede tener una vida corta si el director de marketing decide que hay formas más medibles de gastar su dinero, o si algo inesperado le sucede a la marca. Hace algunos años, yo era responsable del Blockbuster Movie Chart Show, en Channel 5. ¿Y qué pasó con Blockbuster?

Alinear todos los intereses cuando estás trabajando con una marca, su agencia y el broadcaster tiene dosis equivalentes tanto de producción como de política, y eso puede dejar al productor en una posición incómoda en medio de las expectativas de todas las partes.

Inversión

Así llegamos al capital de riesgo: inversores individuales, fondos de capital de riesgo y grupos de medios que puedan apoyar a tu compañía o a tu proyecto. Los inversores pueden ser de distintos perfiles y tamaños: individuos que buscan beneficiarse de esquemas fiscales que incentivan la inversión en empresas privadas, como el Enterprise Investment Scheme de Reino Unido; grupos de medios cuya estrategia de expansión para obtener valor se basa en la adquisición; o gestores de fondos, responsables por generar ganancias a partir del dinero de otras personas.

Como en la TV, donde la promesa de la idea a veces supera el desempeño real del programa, el mundo de la inversión está conducido por la promesa del éxito. Los gestores de fondos les dicen a sus inversores cuán exitosos serán, qué combinación de inversiones logrará alcanzar el éxito y con qué rapidez recuperarán su dinero en forma de ganancias. Los inversores necesitan creer que están aprovechando una oportunidad imbatible.

El diablo está en los detalles de cualquier contrato con un inversor. Como es entendible, existen cláusulas diseñadas para proteger sus intereses en cada etapa. Además, los inversores y asesores, con quienes tendrás que tratar, hacen dinero en base a las tarifas de las transacciones y a las buenas ventas de tu compañía. Asegúrate de que el patrimonio que resignas y los costos operativos son un intercambio justo para la inversión que obtienes. Recuerda, será una relación de largo plazo y un divorcio complicaría las cosas.

Estas decisiones dependen tanto de las relaciones como de las planillas. Asesórate, habla con tus pares y verifica los fondos y las compañías que dicen que quieren invertir en ti. No te tomes literal todo lo que un financiador te dice hasta que no hayas realizado tu investigación de forma independiente. Evita dejar pasar detalles cuando estés bajo presión. Un gestor de fondos me dijo una vez que una firma de capital de riesgo para la que trabajaba incluía en sus contratos lo que denominaba la “cláusula del whisky”. Cuando le pregunté qué era, me dijo que el motivo era que destapaban una botella cada vez que un negocio en el que invertían no lograba su objetivo. La cláusula estaba camuflada en el contrato y esencialmente le daba al inversor un mayor control si las cosas no iban bien.

Evidentemente, si tu distribuidor, coproductor, banco o inversor es un verdadero socio (como debería ser), estarán allí para compartir el camino contigo en las buenas y en las malas. Si todo sale bien, estarán a tu lado al bajar la marea de Warren Buffet, para descubrir que ninguna de las partes estaba nadando desnuda. ¡Siempre y cuando no haya sido en una madrugada de Mipcom!

Redacción Cveintiuno 11-01-2023 ©cveintiuno

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