La sexta edición de los Premios Quirino, dedicados a la animación iberoamericana y llevados a cabo en la isla de Tenerife, España, volvió a distinguir a los mejores contenidos exponentes del género, con Portugal como el gran ganador con cuatro de los nueve premios.
“Este año en Portugal se han conseguido estrenar dos largometrajes de animación, lo cual es un hito para el país. Esto es fruto de los buenos apoyos que hace años viene brindando el Instituto del Cine y del Audiovisual (ICA) a los cortometrajes en Portugal, que ha resultado una cantera para cineastas que saltan al formato largo, como Regina Pessoa, José Miguel Ribeiro, Nuno Beato o João Gonzalez”, asegura Bea Bartolomé, directora de los Premios Quirino, en conversación con Cveintiuno.
El evento reúne año a año a la animación de 23 países de Iberoamérica, donde este año Bartolomé observó una fuerte tendencia a la animación en 2D, a diferencia del 2022, donde los títulos ganadores fueron principalmente contenidos de stop-motion.
“Por otro lado, tres de los cuatro largometrajes nominados han sido de animación para adultos, algo que nunca había pasado en la historia de Quirino”, comenta.
Esto se debe a que “empieza a haber público para todo tipo de formatos”.
Mientras que en el pasado la única manera de financiar proyectos de animación se reducía a contenidos infantiles, “ahora, tanto productores como canales han decidido arriesgar” en otro tipo de proyectos, lo cual permite que “puedan empezar a surgir animaciones más gamberras para adultos, no solamente para públicos infantiles”, una tendencia relacionada a la multiplicidad de pantallas generada por el streaming.
Por otra parte, el aspecto de los incentivos estatales a la animación continúa siendo clave para su viabilidad.
En países como Chile, por ejemplo, “no hay ayudas a largometrajes” de animación, por lo que el reciente estreno de ‘Nahuel y el libro mágico’ ha sido el primer largo en ese país en una década y realizado en base a puro esfuerzo de la productora.
“En Chile hacen más series porque para ese formato hay incentivos. En Colombia tienen ayuda a largo y a corto a través de Proimágenes, pero además hacen series porque las apoya Señal Colombia. En los demás países es similar: depende de los apoyos que haya. Y a veces no hay”, comenta.
A pesar de eso, Bartolomé destaca que un diferencial de la animación es que los profesionales del sector “hacen el proyecto sí o sí”, a diferencia de otros géneros donde “no levantan su proyecto si no tienen los fondos”.
“Somos un poco kamikazes: creemos en el proyecto y lo vamos a hacer. Es lo que pasa en Brasil: durante los últimos años no han tenido ningún apoyo y se estaban haciendo 12 largometrajes en el país en 2022. Somos un sector que no se ha parado con la pandemia, aprovechamos la reducción de los rodajes y creo que el futuro pasa por esa supervivencia que hemos tenido. Además, habrá más coproducciones y nuevos incentivos a la animación en Iberoamérica, lo cual nos permitirá levantar más proyectos”, comenta.
Hábito coproductor y la importancia de las televisiones públicas
Como sector aparte dentro de la industria audiovisual, la animación demanda la existencia de equipos con mayor cantidad de talentos, entre directores, productores, creativos, animadores y guionistas.
Esto compromete la viabilidad de los proyectos a nivel de costos, por lo cual es un sector acostumbrado a coproducir para poder sacar sus contenidos adelante. Un aspecto positivo en tiempos donde coproducir se ha vuelto una necesidad para el grueso de la industria, aunque la ejecutiva destaca que hay mucho para crecer en la región en ese aspecto.
“En animación tenemos que coproducir sí o sí, por un tema de financiación pero también de mano de obra: en muchos países es imposible hacer un largometraje porque no hay tantos animadores, por lo que los países tienen que aliarse. Sin embargo, en el mercado iberoamericano es un fenómeno reciente. Por ejemplo, proyectos como ‘Petit’ y ‘La orquestita’ han sido coproducidos por varias productoras y a su vez por varias televisoras. De esta manera es más fácil que los proyectos viajen por varios países a través de las teles, con lo bien que viaja la animación. Antes un largometraje producido en Colombia no se estrenaba en Argentina, lo cual era surrealista”, añade Bartolomé.
Por este motivo, fue de especial interés para los Premios Quirino impulsar el rol de las televisoras públicas de la región, por lo que se desarrollaron actividades cerradas para incentivar encuentro entre estas emisoras buscando la generación de colaboraciones “no solo las teles y las productoras, sino mismo entre las propias televisoras”.
Es que la televisión pública tiene un rol fundamental en la historia de la animación en Iberoamérica. Aunque ahora HBO, Netflix o Amazon brindan espacio para la animación en sus librerías, es un fenómeno muy reciente y durante muchos años las televisoras públicas (TVE en España, RTP en Portugal, Paka Paka en Argentina, Señal Colombia en Colombia) “fueron las únicas que financiaron” series de animación en la región, ya fuese a través de la compra del contenido o de su coproducción.
Coorganizadas junto a RTVE-Radiotelevisión Española y la Unión Europea de Radiodifusión (EBU, por sus siglas en inglés), las mesas de trabajo del encuentro tuvieron lugar los días 10 y 11 de mayo en el Palacio Lercaro de San Cristóbal de La Laguna, Tenerife.
Las jornadas terminaron con un acuerdo de analizar acciones para favorecer la circulación de contenidos animados entre ambas regiones.
“Hoy en día las televisiones públicas siguen siendo igual de importantes para la animación y de hecho surgen canales regionales o de países más pequeños que apoyan estos proyectos. Además, si la tele pública de tu país apoya tu proyecto de animación, eso te abre puertas para que pueda viajar a otros países. Por ejemplo, una serie de Peekaboo que estuvo aquí, ‘Yo, Elvis Riboldi’, ha viajado a 80 países y lo ha logrado por el apoyo inicial de diferentes teles públicas”, explica la ejecutiva.