El true crime ha encontrado en España terreno fértil para crecer y toda una generación de creadores que han sabido innovar dentro del género. ¿Qué lo hace funcionar y qué se puede aprender del caso español?
El género documental es uno de los que más ha crecido en la producción audiovisual española en los últimos años y, dentro de él, el true crime es probablemente el subgénero más popular, especialmente en un formato seriado para plataformas de streaming.
Datos de la consultora GECA apuntan que, en la temporada 2022/23, las docuseries de true crime representaron el 28% de los más de 300 títulos documentales de todo el mundo estrenados en España.
Las producciones locales ofrecieron una llamativa variedad de historias: desde crímenes muy mediáticos como el asesinato de los marqueses de Urquijo (‘El caso Urquijo’, La Sexta) a historias con tintes casi cómicos (‘El robo del Códice’, RTVE Play), pasando por hechos de gran relevancia como el atentado de Barcelona en agosto de 2017 (‘800 metros’, Netflix).
Efectivamente, todas las plataformas de streaming han contado con docuseries de crímenes reales. Y la buena respuesta de la audiencia no ha hecho más que multiplicar el fenómeno.
“Se están buscando formas nuevas de hacer true crime, y al final es un género de tanto éxito y tan adictivo, que la gente está dispuesta a consumirlo vorazmente, así que entiendo que cada plataforma esté buscando su forma de hacerlo. Nosotros, precisamente, hemos tardado muchísimo en entrar y tuvimos nuestros tropezones”, explica Jorge Ortiz de Landázuri, gerente de Producción Propia en Movistar Plus+.
“Teníamos que encontrar la forma en la que estuviéramos cómodos. Para nosotros es fundamental que, si hacemos un true crime, contemos con los que vivieron la historia en primera persona, que esa narración esté sustentada también por las fuerzas de seguridad, y que no dañemos a las víctimas”, agrega sobre los requisitos de la plataforma para embarcarse en este subgénero.
Los testimonios de quienes vivieron los hechos son efectivamente uno de los aspectos comunes a las propuestas de todas las cadenas y plataformas, sumado a una historia que atrape y a una preferencia por el formato seriado, algo que, según Santi Aguado, director de la productora del Grupo iZen CAPA España, en ocasiones puede acabar siendo más una desventaja que una ventaja.
“Hace falta abrir el abanico de contenidos. Una de las cosas que a veces nos encontramos es que hay demasiada obsesión por la serie, porque al final las plataformas están luchando por la atención de la audiencia. Entonces, de entrada, siempre van a preferir una serie que un unitario”, señala.
‘Lucía en la telaraña’, producida por El Cañonazo Transmedia y The Facto Productions (CAPA España) para RTVE Play y que narra el asesinato aún sin resolver de Lucía Garrido en 2008 en medio de una compleja trama de corrupción policial y tráfico de animales exóticos, ha sido uno de los grandes éxitos del género del último año.
Pero si hay un caso que sobresale a todos en España es ‘Crims’, del pubcaster catalán TV3, todo un fenómeno popular no solo en Cataluña, donde empezó su andadura, sino a nivel nacional.
La serie, presentada por el periodista y productor Carles Porta, nació en 2018 como un programa de radio con el mismo nombre y dio el salto a la TV en 2020 a través de TV3. En orden cronológico, cuenta una investigación criminal a través de los testimonios de las personas involucradas en ella. Su gran éxito ha sido el especial de cuatro episodios dedicados al crimen de la Guardia Urbana, que más tarde Arcadia Motion Pictures convirtió en ficción para Netflix con el título de ‘El cuerpo en llamas’.
“Porta es un narrador excepcional y, en realidad, lo que hay es una forma de contar aparentemente muy sencilla, pero que esconde detrás mucho trabajo, mucho rigor y mucha atención por el detalle. La intención es no irse por las ramas y contar con los protagonistas”, explica Ortiz de Landázuri, que encargó justamente a Porta la serie true crime ‘Luz en la oscuridad’ para Movistar Plus+, una de las primeras experiencias de la plataforma en el género.
Tanto esta como ‘Crims’ rescatan historias del pasado reciente de España y las repasan desde la perspectiva de que el transcurso del tiempo puede ayudar a despejar incógnitas y a ordenar los hechos, además de que resulta más sencillo acceder a testimonios que, en su momento, quizás se mostraban más reticentes a hablar en público, como apunta Susana López Raña, periodista y directora en Unicorn Content, productora responsable de las docuseries ‘Dolores. La verdad sobre el caso Wanninkhof’ y ‘Se busca millonario’, ambas para HBO Max.
Más allá de Porta, España ha visto aparecer toda una generación de creadores especializados en el true crime, como Eulogio Romero (‘Matar al presidente’ y ‘Edelweiss’, RTVE Play), Elías León Siminiani (‘El caso Asunta’, Atresplayer; ‘El caso Alcàsser’ y ‘800 metros’, Netflix) o Justin Webster (‘Muerte en León’, HBO Max).
Según Sergio Nakasone, jefe de Non-Scripted Content Development para Latinoamérica y Estados Unidos hispano en Warner Bros. Discovery (WBD), desde América Latina hay que aprovechar este camino ya recorrido por España.
“España es un mercado del cual tenemos que aprender mucho. Algo que nosotros entendemos desde las OTT es que tenemos la posibilidad de ver las fortalezas y debilidades de cada territorio. Y lo que estamos haciendo desde desarrollo es aprovechar esas sinergias entre territorios: detectar las fortalezas de Brasil y transmitirlas a México, las de España a Latinoamérica”.
Un documental true crime original, de hecho, viene de ser uno de los grandes éxitos de audiencia de HBO Max en América Latina: ‘Pacto Brutal, el asesinato de Daniella Perez’, producido por Producing Partners para el streamer de WBD.
“Cuando empezamos a trabajar en la plataforma, sabíamos por nuestras experiencias en televisión abierta que el true crime era bueno, pero no teníamos la sensación de que iba a ser un boom. Siempre intentamos darle una vuelta, que dejaran una moraleja en un género tan crudo: acentuar el lado humano, la justicia, que tuvieran una segunda lectura, sobre todo con casos que la gente quisiera revisitar. Eso se dio y es una es una gran tendencia del mercado”, revela Nakasone, para quien el storytelling es el gran atractivo de los documentales españoles.
Susana López Raña coincide al analizar las posibles razones detrás de este auge del true crime en España: “Se hace con un enfoque mucho más cinematográfico que los reportajes que se pueden ver en televisión, y eso es mucho más atractivo para el espectador”.
La variedad de tratamientos ha sido otra de las claves del éxito. Docuseries como ‘Baraja: la firma del asesino’, producida por Cuarzo Producciones para Netflix, apuestan por una narración mucho más tradicional del género, siguiendo las pistas del asesino en serie que mató a seis personas en Madrid en 2003.
Otras, como ‘Una historia de crímenes’ de Ficción Producciones para Prime Video, dedica en cambio cada episodio a analizar un crimen en profundidad con varios expertos invitados, trasladando un formato más propio de programas de televisión lineal. Otras tiran de códigos de la ficción para mantener el interés de una audiencia que, a lo mejor, recuerda vagamente casos como el del Arny y el escándalo de abusos a menores alrededor de aquel bar de ambiente gay de Sevilla (‘Arny, historia de una infamia’, HBO Max) o la desaparición de Marta del Castillo (‘¿Dónde está Marta?’, Netflix). También se busca llegar a espectadores que quizás son demasiado jóvenes para acordarse incluso de los atentados de Atocha del 11 de marzo de 2004 (‘El desafío: 11-M’, Prime Video).
¿Y hacia dónde se dirige el fenómeno? Para Ortiz de Landázuri es en esta variedad de historias donde radica el futuro del género.
“Ese interés del público -que al final es lo que mueve que podamos tener más ambición, abrirnos y hacer más producciones- lo que va a provocar es una diversificación mayor, y hablo por todas las plataformas”.