Por qué plataformas y cadenas deberían incorporar a sus estrategias contenidos shortform y digeribles para audiencias jóvenes.
Con el acceso a las redes sociales siendo cada vez más prevalente debido al acceso constante a la tecnología, es esencial para cadenas y plataformas considerar tanto a los niños como a las familias a la hora de diseñar contenidos y grillas de programación.
En lo que va de 2022, la mayoría de los adolescentes del mercado global encuestados por The Insights Family aseguran usar Instagram (55%) y el número de padres que reportan entrar a TikTok un par de veces al día ha aumentado un 12% con respecto al año pasado.
Adicionalmente, la barrera entre consumir y compartir contenidos no tiene fricciones, con todas las apps ofreciendo soluciones para hacerlo con apenas un click.
Y el ecosistema de las redes sociales es también cada vez más competitivo, con todas las plataformas batallando para quedarse con la atención de la audiencia. Así, cada vez que una lanza una nueva feature, el resto las imita.
La adopción de las “stories” de Snapchat a través de todo el ecosistema de Meta es solo un ejemplo, como la creación de los “spaces” de Twitter siguiendo el lanzamiento de Clubhouse o la adopción de los “reels” en Instagram tras su popularidad en TikTok.
Para la estrategia de contenidos, esto se traduce en la necesidad de aumentar la atención y sobresalir ante tanta oferta. Y en un mundo como el actual, con un estilo de vida tan demandante, se necesitan contenidos capaces de enganchar y atraer a diferentes audiencias.
El multitasking a la hora de consumir contenidos también es cada vez más frecuente, con el 45% de los niños de entre 10 y 18 años en el Reino Unido asegurando usar un móvil o una tableta mientras ven televisión. Esto resalta aún más la necesidad de crear contenidos capaces de atraer el interés y la atención de niños y jóvenes.
Otro factor a tener en cuenta a la hora de elaborar estrategias es qué tan compartible es un contenido. Por ejemplo, el meme es la máxima expresión de un contenido compartible. Con referencias culturales, los memes son un ejemplo perfecto de un contenido altamente compartible, fácil de procesar y potencialmente viral.
Netflix, de hecho, ha realizado recientemente un esfuerzo por capitalizar el contenido digerible en el mundo del video con su feature Fast Laughs, que le sirvió como una herramienta de promoción dentro de su plataforma.
Los adolescentes en el Reino Unido que prefieren Netflix son un 30% más proclives a compartir sus propios videos online.
Así, el contenido shortform tiene un lugar de importancia como una forma de entretenimiento digerible, accesible y sencilla que encaja en el competitivo y saturado ecosistema infantil.
En el cruce de caminos entre comunicación, contenidos y expresión, estas plataformas se han convertido en la manera de facto de compartir información de manera eficiente a través de las fronteras.
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