En un momento de mucha agitación a nivel mercado, Iberseries & Platino Industria 2022 sirvió de termómetro para medir en qué punto está la creación y producción de ficción iberoamericana hoy, y en qué canchas se juegan los retos para los años que vienen.
Aquí, seis conclusiones de una cita que vino para quedarse.
1 – Un mercado que encontró su lugar
En su segunda edición se jugaba mucho, pero Iberseries & Platino Industria supo estar a la altura y confirmar su relevancia y su capacidad de reunir a la comunidad audiovisual iberoamericana. Más allá de los números oficiales (1.700 acreditados, el 64% de América Latina), lo importante fue que estaban quienes tenían que estar. O la mayoría de ellos.
Esto se acompañó con una programación pertinente y unas cuantas mejoras a la dinámica del evento, que tuvo menos de festival y más de mercado profesional. Se redujo la cantidad de lanzamientos de nuevas series y películas, se eliminó la parafernalia nocturna en Gran Vía y, en cambio, se incluyó con acierto al negocio de la distribución con Segunda Ventana. Los espacios de Matadero Madrid fueron reorganizados para favorecer el networking.
¿Aspectos para mejorar? También. Concertar una cita por medio de la plataforma, además de poco práctico, no daba ninguna certeza de que esta ocurriera. Las sesiones y paneles siguieron siendo demasiadas. Y todavía es muy patente que se trata de dos eventos en uno, con poca comunicación e incluso superposición de actividades entre las industrias del cine y las series, cada vez más unidas en el relato.
2 – El castellano como bandera: ayudarnos, no pisarnos
Si una gran conclusión puede extraerse de esta última semana, es que el idioma español es la mayor arma que tienen las industrias latinoamericana, española e hispana de Estados Unidos, para enfrentarse al mundo. Las circunstancias empiezan a estar dadas para tender puentes y no pensar en competir sino en sumar fuerzas. “En la medida en que la industria iberoamericana se fortalezca, se nutra y crezca unida, el español tiene futuro como lengua vehicular del entretenimiento”, resumió Epigmenio Ibarra de Argos.
3 – Profesionalizar la industria, el gran reto
Uno de los mayores desafíos que tiene la industria de habla hispana actual -más en América Latina que en España- es su profesionalización. Parece haber consenso en que, para que este buen momento en la producción no sea una mera ola, hace falta formar a las próximas generaciones de guionistas, directores, productores y técnicos en general.
“En Estados Unidos los escritores que llegan a lo más alto y se convierten en showrunners ya están ayudando y enseñando a los siguientes. Y eso no está pasando en América Latina. Aquí me han llegado a decir que si los entrenan, tienen miedo de quedarse sin trabajo”, reveló Benjamin Odell, de 3Pas Studios.
4 – El talento es la palabra de moda
Buscarlo, encontrarlo, empoderarlo, capacitarlo, darle libertad… Todo gira en torno al talento, el verdadero activo en la producción audiovisual de hoy. Durante Iberseries & Platino Industria -que a través de sus sesiones de pitch aglutinó a un buen número de jóvenes creadores de España y Latam- se habló de cómo dar con esas personas y cómo acompañarlas para que sus ideas crezcan, se estructuren y se vendan.
“La industria norteamericana tiene una forma de explotación, búsqueda y apoyo al nuevo talento, y nosotros tenemos que hacer un trabajo más inteligente en ese sentido. Ser más abiertos y receptivos”, sostuvo Epigmenio Ibarra. Ejecutivos como Maxi Sanguine de Gato Grande, Carlos Quintanilla de Telemundo Streaming Studios o James Costos de Secuoya Studios, mencionaron estos días distintos másters, diplomados y cursos en los que ellos o sus compañías trabajan para formar a jóvenes escritores, productores y showrunners.
5 – Se hacen demasiadas series, y demasiadas sin carácter
Nadie da títulos concretos -todos saben el esfuerzo y los puestos de trabajo que significan hacer una serie por mediocre que sea-, pero empiezan a salir a la superficie las conversaciones sobre la cantidad de ficciones que se producen y que nadie ve. Sencillamente porque no son buenas.
“Se hacen demasiadas cosas y sin mucha cabeza, y me preocupa. Espero que tengamos más criterio en general”, se animó a decir Ana Rujas, showrunner y protagonista de ‘Cardo’. “Como espectadores no nos nutre de nada, y como gente de esta industria nos preocupa un poco. No podemos hacer productos efímeros”, coincidió al respecto la guionista Isabel Peña, y el director Rodrigo Sorogoyen, su dupla habitual, añadió que “no se puede mirar solo que está dando trabajo a mucha gente, para nada”.
La respuesta a este problema asume diversas formas según los creadores, pero en términos generales pasa por hacer un ejercicio de honestidad y de, en palabras de Daniel Burman, “contar historias sin las cuales no podrías vivir”. Más alma y menos algoritmo.
6 – La balanza empieza a moverse: de originals a coproducciones
En cuestión de pocos meses (exactamente, los que pasaron desde la primera caída de suscriptores de Netflix y todo lo que vino detrás), la comunidad productora iberoamericana pasó de reivindicar su rol creador ante las plataformas y su política de originals, a constatar que la balanza se mueve. El bolsillo de las OTT no es ilimitado pero la demanda de contenido nuevo pareciera que sí, así que la puerta de las coproducciones empieza a estar más abierta que antes.
“Las plataformas, que en este momento han alcanzado la madurez en el número de suscriptores, se están dando cuenta de que tienen que ser flexibles y creativos en sus modelos”, señaló Emilio Amaré de Plano a Plano. “La coproducción está llegando a un punto en el que vuelve a ser un modelo de negocios útil y viable”, agregó Manuel Martí de Fremantle Latam.